Hace unas semanas escribí la siguiente reflexión en mi página de Facebook, y tuvo bastante repercusión:
Érase una vez cuando la etiqueta “Paleo” era la manera más sencilla de explicar a la gente tu forma de alimentarte, pero ahora creo que estamos cada vez más lost in translation.
En esta comunidad todos somos diferentes, y sólo porque apoyes lo “paleo” no significa que apoyes la visión de todos los que forman la comunidad “paleo”.
Aquí van algunos de mis pensamientos:
Para empezar, espero que mis ideas y mi visión vayan cambiando y evolucionando con el tiempo, siempre estoy abierta a nuevos conocimientos, educación, investigación y experimentación personal.
Paleo no implica de forma automática que sea Low Carb, Muy Low Carb, Low Carb High Fat, etc.
Considero que la cetosis no es el estado natural para los seres humanos. Tampoco pienso que la alimentación LC o MLC sea adecuada para todo el mundo, aunque sí tiene beneficios terapéuticos en ciertas enfermedades.
Paleo es alimentarte de la forma más adecuada para TI como ser humano ÚNICO e INDIVIDUAL.
Paleo no es una recreación de los hombres y mujeres de las cavernas.
Paleo no es una dieta alta en proteínas. No es un buffet libre de carnes a lo loco. De hecho, si no estás comiendo más verduras que un vegetariano, lo más seguro es que tengas una idea errónea de este tipo de alimentación.
Tampoco es un “ancha es Castilla” para consumir cantidades descomunales de grasa. Utiliza el sentido común, no hay necesidad de exagerar.
Paleo no significa poca fruta o nada de frutas. Come de forma estacional, y si te apetece, ¡COME FRUTA! No tengas miedo a la comida real.
Y ya que estamos, si te va bien a TI como ser humano ÚNICO e INDIVIDUAL, come lácteos enteros y crudos, come patatas, come arroz y come legumbres.
Intenta limitar tu ingesta de comidas procesadas.
Intenta aumentar tu ingesta de comidas no procesadas.
Si hay algo que no te funciona, ¡CÁMBIALO!
No permitas que tu alimentación afecte a tu felicidad y cómo te relacionas con las personas. Estar constantemente estresado por lo que comes no le va a hacer ningún favor a tu salud, así que disfruta de amigos y familiares.
No te dejes atrapar por ideologías y dogmas. No existe una única verdad, sigue aprendiendo, preguntando y experimentando.
Recuerda que existen otros factores tanto o más importantes para tu salud que la alimentación, como el sueño, el estrés, el ejercicio, el tiempo en la naturaleza…
Por favor, no preguntes “¿esto es paleo?” sino, “¿es ésta una buena elección para mi?”
Quería elaborar un poco más mi visión de todo esto, y lo que significa para mi ese concepto “paleo” que en tantas ocasiones he tenido ganas de borrar de mi vocabulario. Quiero compartir con vosotros cómo comprendo la alimentación, qué es lo que me apasiona y por qué hago todo lo que estoy haciendo por aquí.
Paleo no es una dieta. No es una moda pasajera. No es una serie de reglas inflexibles. Es una exploración de la historia, la nutrición, la alimentación del ser humano y, sobre todo, nuestra salud.
Paleo es una palabra que usamos para abarcar un conjunto de información que no hace más que crecer y evolucionar.
Paleo es una etiqueta que ayuda a definir lo que es la comida real, la comida con una larga historia en la alimentación humana. Es la comida que nuestros antepasados sabían, de forma instintiva, que proporcionaba más nutrición, y la comida que nuestros conocimientos modernos acerca de la alimentación pueden verificar como la más densa a nivel nutricional. Es la única comida que siempre ha sido comida de una forma u otra: carne, huevos y grasa procedentes de animales sanos y criados de forma apropiada para su especie, verduras y frutas de todo tipo.
Se trata de aprender de nuestros antepasados y de adoptar versiones modernas de los comportamientos que les mantuvieron saludables. Se trata de aprender de pueblos más recientes de cazadores-recolectores y comunidades tradicionales aisladas que no tenían acceso a comidas modernas procesadas y que vivían con los recursos naturales que tenían a su disposición, con buena salud y sin padecer las enfermedades crónicas de nuestro mundo moderno. Las comidas con las que se alimentaban podían ser muy dispares en distintas partes del mundo, con ciertos elementos que nos puedan resultar sorprendentes y otros más comunes. Pero en todo caso, siempre estaríamos hablando de comida real.
Quizás una de las cosas a destacar es que comer bien y de forma saludable significa saber de dónde vienen nuestros alimentos. A menudo hablo del tema de los animales criados de forma apropiada, y de la importancia de comer alimentos que se producen en un entorno natural y armonioso. La ganadería intensiva, al igual que la agricultura industrial, no sólo va en contra de lo que es natural, sino que no se debería de tolerar. Habría que criar a los animales con su alimentación natural, en sus entornos naturales, con la libertad para disfrutar de sus comportamientos naturales. Eso es lo que significa el manejo apropiado de los animales: el vacuno pasta en el campo en vez de que se le alimente con maíz en el cebadero; los pollos están sueltos en el campo comiendo insectos, hierba, gusanos, lombrices… Un animal saludable aporta comida saludable, y este concepto es vital para comer y vivir bien. A fin de cuentas, somos lo que comieron nuestros animales. Afortunadamente, el movimiento Paleo ha sido, y sigue siendo, fundamental para hacer más accesibles y asequibles los productos animales de calidad, nutritivos y correctamente criados.
A mi me encanta hablar acerca de la comida real, de la procedencia de nuestra comida, cómo se cultivó y crió, quién sembró las semillas o cuidó de los animales. Me apasiona la ética alimentaria, la sostenibilidad, la vida autosuficiente, el bienestar animal, el comercio justo, el medioambiente, luchar contra el oligopolio y hacer un cambio positivo para ayudar a las personas a volver a conectar con la naturaleza para alimentarse con comida real.
Me apasiona cambiar la forma en la que comemos y vivimos. Me apasiona la conexión entre los seres humanos y el mundo natural. Me apasiona ser consciente de nuestras elecciones alimentarias y estilo de vida. En realidad no necesitamos una etiqueta para esto. Somos el único animal en todo el planeta que necesita ser educado por científicos, nutricionistas, dietistas y empresas alimentarias para saber cómo debemos comer. ¿Por qué razón hemos perdido el instinto de saber lo que nos conviene?
Cuando volvemos a conectar con la comida real, la comida que nos ofrece la naturaleza, no necesitamos recurrir a reglas y nos podemos relajar mucho más en cuanto a nuestras elecciones alimentarias. El ser humano solía saber cómo comer, pero hemos permitido que el marketing de la industria alimentaria nos complique las cosas. Estamos hasta arriba de confusión alimentaria, y a mi ya no me apetece estar involucrada en ello. Siento que me quiero centrar más en lo que se le ha hecho a nuestra comida, que en la cantidad de hidratos de carbono que contiene.
Hemos complicado la nutrición. Científicos, dietistas, nutricionistas y fabricantes de alimentos. Hemos perdido la conexión con la naturaleza, el campo y el arte de comer comida sencilla y saludable, comida real.
Me gustaría ver un cambio de movimiento que nos vuelva a conectar con nuestros granjeros, a comer comida de verdad, a comprender que la comida es una parte de nuestro ser natural y no un producto de la industria y del marketing. La comida es nuestro combustible y cuando nos acercamos a la naturaleza para proveernos de ese combustible no tenemos por que preocuparnos con etiquetas de ingredientes, publicidad, nutrientes o compuestos químicos.