Afectan sobre todo a los más pequeños y las personas de edad avanzada. No está de más conocer cuáles son las más habituales y cómo prevenirlas.
Enfermedades de invierno más comunes
Gripe estacional
Esta enfermedad comienza a afectar en los meses de otoño y su impacto llega hasta mayo, aunque se registran casos durante todo el año.
La gripe típicamente alcanza su máximo en enero y febrero durante la peor parte del invierno.
Es una enfermedad respiratoria, y se contagia de persona a persona, principalmente a través de la tos, estornudos e incluso sólo por la cercanía de hablar en general. Es posible contraer la gripe al tocar una superficie infectada con el virus y luego transmitirla a la boca, la nariz o los ojos. Dependiendo de las zonas hasta el 20 por ciento de la población padece gripe cada año.
Resfriado común
Los resfriados comunes pueden afectar a cualquier persona en cualquier momento del año, pero el pico de actividad golpea durante el invierno y los meses más lluviosos.
Al ser una infección respiratoria, los resfriados se propagan de forma similar a la gripe. Los resfriados por lo general traen congestión nasal, garganta irritada y estornudos junto con otros síntomas dependiendo de la cepa del virus que provoque el resfriado.
Gripe estomacal
Comúnmente conocida como la gripe estomacal, el norovirus alcanza su momento de máxima incidencia durante los meses de invierno. Provoca gastroenteritis, inflamación del intestino y del estómago, diarreas, nauseas, vómitos y malestar general. Es un virus extremadamente contagioso. Para evitarlo se deben lavar las manos y manipular adecuadamente los alimentos.
Neumonía
Es una enfermedad común en la época invernal y es una de las más peligrosas. Afecta sobre todo a niños menores de dos años y a personas mayores de 65 años. Se define como una infección pulmonar que afecta a uno a los dos pulmones. Puede ser causada por bacterias o por virus, t dependiendo de su origen el tratamiento variará. Al ser una enfermedad peligrosa, sobre todo si se complica es muy importante detectarla rápidamentes. A la mínima sospecha de padecer los síntomas de la neumonía lo mejor es ir al médico de manera inmediata.
Infecciones agudas del oído
Las infecciones del oído, especialmente en niños, tienen especial incidencia durante el invierno. Los cambios en el clima, especialmente cuando llegan las masas de aire frío hacen que suba la incidencia de esta enfermedad.
Bronquitis
La inflamación de los bronquios es otra de las enfermedades invernales más comunes. Afecta especialmente a lo niños, se debe tratar rapidamente para evitar complicaciones como la bronquiolitis, más grave ya que el inflamación llega a las zonas más profundas de los pulmones. Sus síntomas son tos, cansancio, fiebre, dolor en el pecho y sensación de falta de aire cuando se realizan tareas del día a día.
Faringitis
Es muy común durante los meses fríos del año. Provoca dolor en la faringe debido a la irritación e inflamación de esta zona. El dolor puede ser intenso sobre todo cuando se tose o se tragan los alimentos. Puede acompañar dolor muscular, fiebre, dolor de cabeza e inflamación de los ganglios del cuello.
Alimentos para combatir enfermedades de invierno
Determinados alimentos pueden ayudarle a luchar contra las enfermedades de invierno. Son remedios naturales que no sustituyen a los medicamentos pero pueden echar una mano para luchar contra estas enfermedades:
Ajo crudo
El ajo tienen gran poder antibacteriano hasta el punto que se le considera un antibiótico natural, y por tanto es un gran remedio natural contra la gripe. El ajo contiene compuestos llamados alión y alicina, que tienen efectos antivirales directos.
Para aprovechar al máximo las propiedades del ajo contra la gripe, lo mejor es masticarlo crudo cada tres o cuatro horas. Si no puede soportar el sabor, trata de cortar los dientes de ajo en trozos y tragarlos como píldoras. Se puede mezclar un diente de ajo machacado con miel, para potenciar su efecto.
El ajo cocinado no tiene los mismos efectos pero aún así conserva algunas de la propiedades.
Cebollas
Al igual que el ajo, las cebollas también contienen los compuestos antimicrobianos alión y alicina. Para conseguir esta acción medicinal se recomienda consumir una porción de cebolla cruda cada pocas horas.
Si eso le parece desagradable, agregue porciones adicionales a sus comidas, como en una sopa de cebolla francesa.
Especias
Especias como la cúrcuma, el clavo y la canela están llenos de antioxidantes, que ayudan a mejorar la función del sistema inmunológico.
Consumir una cucharadita de especias todos los días para ayudar a prevenir la gripe. Trate de mezclar un poco de canela en la avena de la mañana o rociar nuez moscada sobre un buena compota de manzana.
Añadir especias a las infusiones como té verde o té de menta, es una buena forma de consumir especias de una manera agradable y reconfortante.
Alimentos antioxidantes
El arándano es la baya con más más antioxidantes. Nos ayudan a luchar contra las enfermedades de invierno mejor que muchas otra frutas por su contenido en vitaminas. Se pueden congelar para las época en la que no las encontramos frescas y su efecto es el mismo. Cualquier alimento antioxidante fortalece el cuerpo y elimina toxinas. Rábanos, brócoli, coles son una gran fuente de vitamina C, También el kiwi, limón y los pimientos. Otro gran antioxidante es la vitamina A, zanahorias, calabaza, albaricoques… aportan mucha de esta vitamina antioxidante
Equinácea
Es una planta con unos efectos muy similares al ajo, considerado como un antibiótico natural. Procede de Norte America y los indígenas ya la utilizaban para curar heridas o mordidas de animales. Sus propiedades antivirales son especialmente efectivas contra las enfermedades de invierno.
Lo mejor es consumir infusiones de equinácea.
Beber mucha agua
Un último consejo para combatir las enfermedades de invierno.
Beber mucho líquido.
Cuando padecemos una de estas enfermedades el cuerpo produce mucho moco, es una defensa natural que produce nuestro cuerpo para que actúe como barrera contra los virus y bacterias. Sudar también es un buen remedio natural para eliminar las toxinas que provocan estas enfermedades. Subir la temperatura corporal para provocar esta sudoración hace que sea necesario beber mucho para no deshidratarnos. Si las enfermedad viene acompañada con problemas gástricos como diarreas, se van a eliminar muchos más líquidos que hay que recuperar con una ingesta extra de líquidos.
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