Cuando terminé EGB (sí, soy de esas) en el colegio nos regalaron una tarjeta con un poema, La sonrisa. Aún lo guardo, quizá entonces no le di la importancia que le puedo dar hoy a ese texto que dice así:
Una sonrisa no cuesta nada y produce mucho,
enriquece a quienes la reciben
sin empobrecer a quienes la dan
no dura más que un instante
pero su recuerdo es a veces eterno.
Nadie es demasiado rico para prescindir de ella,
nadie es demasiado pobre para no merecerla.
da felicidad en el hogar, apoyo en el trabajo,
es el símbolo de la amistad.
Una sonrisa da reposo al cansado,
ánimo a los más deprimidos,
no puede ni comprarse, ni prestarse, ni robarse,
pues es una cosa que no tiene valor
hasta el momento en que se da.
Si alguna vez te tropiezas con alguien
que no sabe dar una sonrisa,
sé generoso, dale la tuya,
porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa
como el que no puede dársela a los demás.
Mahatma Gandhi
Me gusta sonreirle a la vida. Sonreirnos cada mañana es necesario para nuestra salud, y sonreírle a los demás un acto de cordialidad que parece que hemos olvidado.
A veces sonreír no es fácil, y no porque el precio de un implante dental no lo vaya a impedir (:-), nos hemos metido en un círculo de prisas, estrés y agobio que hace que las vida nos coma (en lugar de comernos nosotros a la vida), nos hace incapaces de disfrutar de cada momento como se merece.
La sonrisa es el principal complemento de belleza en nuestros looks y sin embargo nos empeñamos en seguir comprando foluares, collares y bolsos? Deberíamos sonreír más, aunque no nos apetezca, simplemente por el hecho de regalarnos ese buen momento, o de regalárselo a los demás, no es más que un acto de bienestar para todos.
Os propongo regalar sonrisas. De momento sólo dos al día, una a ti misma cuando te levantes (haz el esfuerzo, yo lo hago cada mañana y me acaba entrando la risa de ver esa cara de sueño con esos pelos forzando una sonrisa) y otra a quien tú quieras, será por gente a nuestro alrededor! A tus niños cuando les levantes de la cama, al panadero cuando te entregue el pan, a tus compañeros cuando llegues a la oficina… las demás vendrán solas, porque alguien te la devolverá y eso te hará sonreír.
Tómatelo como un ritual, el RITUAL DE LA SONRISA, a ver si somos capaces de darle la vuelta a este mundo fío que estamos creando. Vuelve a ser un poco niña y ríe a carcajadas.
¿Quién se apunta al #ritualdelasonrisa? Os animo a practicarlo y que me contéis vuestras experiencias.