Hablaremos de la ecografía en dermatología.
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Qué es una Ecografía
La ecografía es una técnica diagnóstica no invasiva que emplea ultrasonidos para la recreación de imágenes en dos o tres dimensiones con la ayuda de un equipo informático. Esto se consigue al emitir ondas de altas frecuencias hacia el área que se quiere estudiar y analizando el eco que dichas ondas producen. Gracias al uso de un equipo informático, es posible convertir este eco en imágenes a modo que se muestran en una pantalla. Con el avance de la tecnología se ha producido una verdadera revolución en el campo de la ecografía, ya que se han desarrollado equipos capaces de mostrar no solo imágenes en 2 dimensiones del área de estudio, sino que se ha conseguido realizar recreaciones en tres dimensiones. De esta manera, en el ámbito de la ginecología, hoy en día es posible ver el aspecto del bebé dentro del vientre de la madre e incluso ver cómo se mueve ( ecografía en 4 dimensiones).
Ecografía dermatológica
El uso de la ecografía dermatológica ha ido creciendo de una manera espectacular en los últimos 10 años y cada vez hay más publicaciones científicas sobre el empleo de esta técnica en la Dermatología.
La ecografía Dermatológica no es más que otro tipo de ecografía donde se utilizan otro tipo de ondas ultrasónicas que permiten estudiar tejidos muy superficiales como la piel. Este tipo de ecografías nos permite diferenciar entre quistes, lesiones de tipo vascular o lesiones sólidas. Además, son muy útiles para la identificación de procesos inflamatorios en la piel como la psoriasis, por ejemplo.
Aplicación de la ecografía dermatológica en el cáncer de piel
Cada vez son más las publicaciones científicas que hacen referencia al empleo de la ecografía dermatológica en el ámbito de la oncología cutánea. Ello se debe a que esta técnica aporta mucha información relevante sobre el proceso tumoral permitiendo realizar un seguimiento muy exhaustivo del cáncer.
Además, gracias a esta información, las intervenciones quirúrgicas son más exactas, ya que permite saber exactamente la profundidad del cáncer, la posibilidad de que exista metástasis o que determinados gánglios linfáticos se encuentren afectados.
Es importante subrayar que esta técnica no sustituye el diagnóstico clínico ni el estudio del tejido a la hora de la valoración del tumor, pero sí es una prueba complementaría de un enorme valor que además es inocua para el paciente, rápida y accesible en la mayoría de los servicios de dermatología de nuestro país.