Los alimentos pueden ser unos grandes aliados para hacer más llevadero el día a día laboral, regulando el organismo y preparándolo para una temporada intensa.
De hecho, el grado de actividad física que se realiza durante la jornada laboral es determinante para organizar los hábitos alimenticios diarios, pues la demanda de calorías y nutrientes varían según el movimiento realizado en esas horas clave.
El Grupo NC Salud, empresa española especializada en asesoramiento nutricional, brinda consejos concreto según el tipo de trabajo que se realice.
Trabajador estático
Ante ausencia de movimiento continuado durante varias horas consecutivas, el organismo de este tipo de empleados requiere de productos con bajo aporte calórico, pero que a su vez garanticen una nutrición adecuada. Por tanto, deben limitar la ingesta de hidratos de carbono tanto en la cantidad como en el tipo, debiendo optar siempre por el arroz integral y panes integrales. Es importante también que la ingesta en la media tarde y las cenas sea inferior que en el resto de las comidas.
Ejecutivo viajero
Los traslados frecuentes por motivos laborales ocasionan ciertos trastornos en el organismo que a menudo pasan por el estreñimiento, la dependencia de la oferta gastronómica para comer sano y la dificultad para destinar tiempo para realizar actividad física constante. Por estos motivos, se deben buscar siempre las opciones integrales. La papaya, la alcachofa, el espárrago y el calabacín son muy recomendables para alcanzar el confort digestivo. No debe faltar tampoco la botella de agua siempre a mano.
Trabajo por turnos
En este caso, se sufre el cambio constante de rutina y de ciclos de sueño y vigilia, así como el efecto de las largas jornadas de trabajo. La comida previa al trabajo debe ser consistente debido a que es necesario el aporte energético para desempeñar la labor. Para favorecer el descanso y regular el sueño, es positivo recurrir a alimentos con alto contenido en triptófano, como las legumbres, los frutos secos, el plátano, la avena, la leche o las almendras.
Trabajador activo
Las personas que desempeñan trabajos que implican un mayor esfuerzo físico deben consumir cantidades suficientes de alimento como para cubrir las demandas de energía de su organismo.
Si desarrollan un trabajo físico considerable, deben incluir más hidratos de carbono en su alimentación y se pueden permitir consumir con más frecuencia aquellos que sean de asimilación media-alta como las papas o la pasta.
Asimismo, los carotenoides y la vitamina A son esenciales para los que trabajan al aire libre. Se los encuentra en alimentos como la calabaza, zanahoria, naranja, boniato, berros o espinacas.
Estudio y trabajo
Los que, además de la jornada laboral, se enfrentan a un tiempo de estudio, se están exponiendo a un gran esfuerzo físico y mental diario que puede aumentar los niveles de estrés, afectar a nuestro sistema inmunológico, provocar cansancio y falta de energía. Por eso, consumir alimentos que aporten omega 3 como el pescado azul o las nueces es importante en estos casos. Las vitaminas del grupo B también son positivas para prevenir el cansancio y la fatiga, y se encuentran distribuidas en garbanzos, lentejas, frutos secos, e incluso en los lácteos.
Fuente: El Observador