Inhalar, pero sobretodo exhalar: un estudio australiano revela lo que sucede con la grasa que perdemos cuando nos adelgazamos.
Ahora sabemos, o creemos saber, todo sobre la teoría de cómo quemar grasa y perder peso. Controlamos todo acerca de las reglas de una nutrición adecuada, aunque muchas veces nos las pasemos por alto y no las pongamos en práctica… Pero lo que los expertos aún no nos habían explicado es exactamente lo que significa “quemar” la grasa. Es decir, en qué se convierte nuestra grasa una vez hemos adelgazado.
Un estudio australiano publicado en el British Medical Journal ha descubierto la pregunta a esta pregunta que tantos años llevaba sin ser resuelta, disipando con el estudio los mitos de que la grasa se convierte en energía (lo que violaría la ley de conservación de la materia) o que sea expulsada a través de la materia fecal, o incluso que se convierta en masa muscular.
Según uno de los autores de la investigación, el físico Ruben Meerman, hay una gran ignorancia y confusión respecto al proceso metabólico de la pérdida de peso. La verdad es que la mayoría de la masa se respira en forma de dióxido de carbono.
Entonces, ¿cuál es el secreto para tener el peso ideal? Respirar, o mejor dicho, exhalar!
Cómo respirar para bajar de peso. por compartircosasbuenas
“Nuestros cálculos”, explican los científicos, “muestran que los pulmones son el órgano excretor principal de grasa. Perder peso significa liberar el carbono almacenado en las células de grasa “.
Lo cual se podría traducir, para que lo entendamos todos, en comer menos y moverse más. De hecho, cuando nos engordamos, el exceso de carbohidratos y proteínas que comemos se convierten en triglicéridos (compuestos por carbono, hidrógeno y oxígeno) que se almacenan en forma de gotas de lípidos dentro de las células de grasa. Para desbloquear el carbono es necesario, sobre todo, el ejercicio. Lo cual parece chocar con el estudio actual que confirma que hacer ejercicio no sirve para adelgazar.
En concreto, los resultados de la investigación revelaron que 10 kilos de grasa se convierten en 8,4 kilos de dióxido de carbono, que es expulsado de nuestro cuerpo cuando exhalamos, y 1,6 kilos de agua, las cuales son secretadas a través de la orina, el sudor y otros líquidos.
Otra duda que surge y que debemos aclarar es que esto no significa que las personas que pierden peso contribuyan al calentamiento global. Meerman hizo hincapié en que este último es causado por los átomos de carbono atrapados bajo tierra en los organismos fósiles.
“Los átomos de carbono en el tejido adiposo de los seres humanos regresan a la atmósfera después de unos meses, ya estaban presentes en la comida o las plantas.”
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