La bajada de los precios de los vuelos ha supuesto que mucha gente opte por realizar viajes aéreos antes que utilizar cualquier medio de transporte terrestre. Volar en avión implica determinados cuidados con respecto a la salud, de los cuales no suelen informar las compañías aéreas.
Restricciones al volar
Si has sufrido una intervención odontológica previa a un viaje en avión, o si has realizado submarinismo 24 horas antes del vuelo, no se puede volar en avión. Tras realizar algún tipo de inmersión en el agua, el descenso de presión en la cabina puede provocar el síndrome de descompresión. Si bien es cierto que las aerolíneas no controlan estas situaciones, es el viajero el que debe de ser responsable a la hora de realizar un viaje.
Las mujeres embarazadas pueden volar en avión sin ningún problema, pero se recomienda no realizar ningún viaje entre una semana antes y una semana después al parto. A pesar de ello, las compañías aéreas suelen restringir los vuelos en la fase final de su embarazo, por lo que siempre es aconsejable contactar con la aerolínea para conocer el tipo de autorización médica que se requiere y así evitar quedarse en tierra.
Los recién nacidos pueden viajar en avión pasadas 48 horas desde su nacimiento, pero se recomienda esperar hasta los 7 días para evitar cualquier complicación. En el caso de bebés prematuros, siempre deberán de contar con una autorización médica hasta que sus órganos se hayan desarrollado por completo.
Síndrome de la clase turista
Quizás el trastorno más conocido durante un largo viaje en avión es el síndrome de la clase turista. El viajero, al estar muchas horas sentado, sufre problemas de salud, en especial en el sistema cardiocirculatorio. La sangre se acumula en las extremidades inferiores del cuerpo (piernas y pies), lo que dificulta la circulación sanguínea.
Para evitar que la sangre se acumule en las zonas bajas del organismo, se recomienda realizar algún tipo de ejercicio durante el trayecto. Una acción tan simple como mover los pies, o dar un paseo por el pasillo del avión, activa el retorno venoso de la sangre y reduce el riesgo de coágulos de sangre.
Problemas con la presión
Uno de los problemas de salud más comunes durante el vuelo, son los ocasionados en los oídos por la presión. Un gran número de personas sufren de dolores durante el despegue y el aterrizaje debido a que el sistema auditivo se expande y se contrae en un corto espacio de tiempo.
Además de los múltiples medicamentos que existen para eliminar esta dolencia, los mejores consejos es masticar chicle durante la maniobra de despegue, y taponarse la nariz con los dedos y hacer como si se sonara la nariz con un pañuelo durante el aterrizaje. Esto ayudará a contrarrestar los efectos de la presión.
Si una persona padece de sinusitis, podría sufrir daños irreparables en sus tímpanos por la presión ejercida durante el aterrizaje y el despegue, por lo que si se posee esta dolencia no se puede realizar ningún viaje en avión. Además una persona fumadora sufre en su organismo mayores efectos debido a la presión, debido a que varios componentes del tabaco actúan como vasodilatadores. Otra razón más para dejar de fumar.
Problemas alimenticios
Si sufres de diabetes, es recomendable que realices tu tratamiento con la insulina antes del vuelo. Los rayos que emiten los controles policiales en los aeropuertos no alteran las propiedades de la insulina, pero si las bajas temperaturas que se alcanzan en la bodega del avión donde se coloca el equipaje facturado. Por este motivo se recomienda llevar toda la medicación e instrumentos de medición de azúcar en el equipaje de mano.
Si sufres de alguna enfermedad relacionada con la alimentación o eres intolerante a algún alimento, es aconsejable ponerse en contacto con la aerolínea con la que se va a realizar el viaje, para poder disponer de menús adecuados. Además, para aquellos que sufran de bajadas de azúcar, se recomienda llevar en el equipaje de mano algún tipo de dulce, como galletas o chocolate.
Jet lag
El jet lag es el término utilizado para nombrar a los síntomas ocasionados por la alteración del reloj corporal debido a los cambios horarios entre países si se vuela de este a oeste y viceversa. Las consecuencias más directas son trastornos en el sueño, reducción de las facultades mentales y físicas, cansancio…
Lo mejor para evitar los problemas con el cambio horario es dormir durante el vuelo, evitar la ingesta de alcohol o reducir el consumo de cafeína. Además es recomendable realizar algún tipo de ejercicio físico para poder suscitar el sueño, o realizar pequeñas siestas si se tiene sueño durante el día, hasta que el cuerpo se acostumbre y no se sienta cansado.
Otras recomendaciones
Para acabar, es recomendable evitar bebidas con gas y comidas pesadas antes del vuelo, y llevar prendas y zapatos cómodos para evitar opresiones. Además, si una persona sufre mareos al volar, la mejor ubicación es sobre las alas y junto a una salida de emergencia, ya que tener un punto fijo sobre el que mirar da una mayor seguridad, además de la tranquilidad de situarse junto a un punto de evacuación.
Pero sobre todo, no se debe de tener miedo a volar, ya que los expertos aseguran que es el medio de transporte más seguro. ¿Qué nueva ciudad os apetece conocer?