Utilizada en la medicina tradicional China, India o de Persia, desde hace miles de años para aliviar trastornos de la circulación sanguínea, disminuir el dolor, tratar hemorragias, cefaleas y migrañas, fiebre, artritis, úlceras, problemas hepáticos, enfermedades de la piel e inflamación. Hoy en día, los últimos descubrimientos científicos amplían el efecto de la cúrcuma a multitud de enfermedades, como el Cáncer, el Alzheimer y el Parkinson.
La curcumina es el polifenol más abundante en la cúrcuma, y estrella de la investigación científica por sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.
La acumulación de radicales libres y los procesos inflamatorios son los causantes de la mayoría de enfermedades graves que nos afectan, como las neurodegenerativas y el cáncer.
En un artículo de acceso abierto, Más allá del curry amarillo: Evaluación de curcumina y Tecnologías de absorción comerciales, disponible en la Revista de la American College of Nutrition, exponen que la cúrcuma y sus principales componentes (curcumina, desmethoxycurcumin y bisdemetoxicurcumina) tienen efectos antiinflamatorios, antioxidantes, antitumoral, antibacterianos y antivirales.
Se han demostrado efectos positivos en: cáncer de estómago, úlceras, cáncer de colon, cáncer de esófago, de próstata, de mama, de piel, de hígado, leucemias, cáncer de ovario, artritis, alzheimer, demencia, dolores musculares, migrañas, protege contra la contaminación de metales (especialmente del aluminio), hemorroides, aterosclerosis, fibrosis quística, aclara la piel, elimina manchas de la piel, y es antiarrugas.
Tomado con una pizca de pimienta negra sus efectos de aumentan según la medicina Ayurveda.