A pesar de que la ansiedad es un término muy extendido en el vocabulario utilizado en la sociedad, conviene señalar que ésta se define como la respuesta que tiene nuestro cuerpo y nuestra mente de reaccionar ante una situación que el organismo percibe como peligrosa. En este post te ayudaremos a diferenciar la ansiedad patológica de la normal.
Sin embargo, inicialmente, a pesar de que a lo largo de los años hemos querido patologizar dicho término, en sí la ansiedad era algo parecido a la fiebre. El problema no son las décimas que tenemos, sino lo que hay detrás de dicha cifra. Es decir, es importante entender lo que esconden los síntomas propios de la ansiedad, cuáles son las causas que provocan dicha sintomatología.
Por ende, la pregunta que se nos plantea en las siguientes líneas concierne a la respuesta sobre cuándo la ansiedad se vuelve patológica, y ésta entraña una disyuntiva: siempre y cuando interfiera de forma significativa en la vida del individuo afectándole a su quehacer y, por tanto, funcionamiento diario.
¿Cuáles son los síntomas de la ansiedad patológica?
La ansiedad patológica tendría los mismos síntomas de cualquier cuadro de ansiedad exacerbándose éstos según la coyuntura de dos variables: duración e intensidad. Es decir, a los síntomas típicos de la ansiedad:Área cognitiva: pensamientos recurrentes como “me va a pasar algo”, “esto no va salir bien”, “quiero salir corriendo”, etc.
Reacciones fisiológicas: sudoración de manos, taquicardia, sensación de ahogo, mareos, vértigo e inestabilidad, enrojecimiento de la piel, etc.
Área motora: sensación o percepción de escape-huida: “salir huyendo de la situación” Se acompañan los mismos en un periodo de tiempo prolongado interfiriendo en las distintas áreas importantes en la vida de la persona (tanto a nivel personal, laboral, pareja, familia, estudios) debido a la intensidad en la que dicha sintomatología se presenta.
¿Cómo controlar la ansiedad patológica?
Señalamos el presente epígrafe porque suele ser una de las demandas más habituales entre nuestros pacientes: “ayúdame a controlar mi ansiedad”. Sin embargo, resulta paradójica la respuesta, puesto que cuanto más queremos controlar algo, en ocasiones se vuelve dicha voluntariedad más en nuestra contra.Es decir, si tú me dices, “tienes que relajarte”, igual me relajo menos, de la misma forma que si me dices que no piense en algo determinado, mi mente va una y otra vez al evento en cuestión. Por tal razón las distintas estrategias para trabajar sobre la ansiedad patológica vendrían de la mano en no luchar contra los síntomas propios, al hilo de las Terapias de Tercera Generación.
“No se trata de centrarnos en la eliminación, cambio o alteración de los eventos privados (pensamientos, emociones, recuerdos, sensaciones) sino en la alteración de la función psicológica del evento en particular” (Hayes, Luciano).
Para ello sería el trabajo en la aceptación de la ansiedad sin que ésta sea el foco principal de cambio:
Planteamiento de técnicas que nos ayuden a observar nuestros pensamientos sin juzgarlos
Esto se puede realizar mediante ejercicios como dejar la mente a pasear, Mindfulness o atención plena y visualizar los pensamientos como algo externo tipo radio encendida: nuestra mente es como la radio cuando está encendida, aprendemos a cuándo prestar o no atención a dichos pensamientos, de tal forma que sepamos vivir con los mismos sin tener que estar todo el rato apartándolos de nuestra mente.Orientación en valores
Revisar cómo está nuestra vida y hacer hincapié en cultivar las distintas áreas que la conforman. De tal forma que cuidemos aspectos importantes para nosotros: familia, amigos, trabajo, pareja que seguramente hayamos podido descuidar como consecuencia de estar únicamente centrados en la propia sintomatología de la ansiedad.Hábitos saludables
Cuidado de la alimentación y ejercicio físico suave sin ser intenso (para evitar si no estamos acostumbrados a realizar ejercicios cardiovasculares que puedan provocar mayor activación fisiológica).¿Cuál es la diferencia entre ansiedad normal y ansiedad patológica?
Es conveniente tal como señalábamos al inicio del presente texto, la necesidad de considerar la ansiedad como una reacción completamente normal que tiene nuestro organismo de responder ante una situación de alerta o peligro. Y de hecho, gracias a la misma, hemos sobrevivido como especie.Algo que siempre explicamos a nuestros pacientes es que si nuestros ancestros no hubieran salido corriendo cuando en la selva aparecía el león, éste nos hubiera comido y ahora mismo no existiríamos como especie. Es decir, nuestra mente y cuerpo se han ido preparando filogenéticamente para que, ante una situación de alerta, reaccionemos desplegando la misma sintomatología que encuadramos dentro de la ansiedad.
Dicho lo cual, tendríamos:
Ansiedad “normal”
Respuesta de nerviosismo ante situaciones que aparentemente pueden suponer objetivamente un peligro para la persona (a las tres de la mañana una chica pasea sola por un callejón ocurso, por ejemplo) o que el resultado entrañe un valor importante para el individuo (un examen importante, una entrevista de trabajo para un puesto que necesitamos o que realmente nos importa).Ansiedad patológica
Respuestas que por la duración en intensidad puedan interferir de forma significativa en el funcionamiento de la actividad en cuestión. Es decir, presentar cierta sintomatología cuando estamos ante un examen tal como hemos comentado, es completamente normal, pero si es muy intensa dicha reacción, puede que me bloquee y no pueda formalizar dicha prueba pasando de ansiedad normal a ansiedad patológica.¿Qué es la ansiedad adaptativa?
En sí la ansiedad es adaptativa porque nos permite prepararnos para distintas situaciones. Por ejemplo, una pregunta muy típica formulada a estudiantes de psicología es si la ansiedad es buena o mala. Y la respuesta realmente es que ni es buena ni es mala, sino que es adaptativa.Por ejemplo, para una mayor optimización de una tarea a la que nos enfrentamos es presentar una ansiedad media, y es cuando de hecho, vamos a obtener un mayor rendimiento. Porque una ansiedad muy baja supone que la prueba no me interesa y una intensa ansiedad puede como hemos comentado afectar a mi rendimiento interfiriendo de forma negativa en mi resultado.
Y, sin embargo, una ansiedad media sería lo que más nos interesa a la hora de obtener una mejor calificación. De ahí se deriva el propio concepto de ansiedad adaptativa.
¿Qué tratamiento puedo realizar para tratar la ansiedad patológica?
Como hemos comentado anteriormente, la ansiedad patológica interfiere de forma significativa en nuestro funcionamiento diario, por lo que es importante ponernos en manos de un profesional que nos proporcione una buena evaluación enclavada en cuándo y por qué tengo ansiedad patológica.Para ello realizamos un exhaustivo análisis funcional que nos permita entender el problema y nos sirva de guía para una intervención psicológica a través del tratamiento adecuado que nos proporcione herramientas que nos ayuden a recuperar y trabajar sobre las áreas de nuestra vida que a día de hoy se ven afectadas.
De la misma manera que cuando presentamos cualquier dolencia física, vamos casi de inmediato al médico, es importante que entendamos que cualquier persona en cualquier momento de su vida va a necesitar de un profesional en Salud Mental que le ofrezca la ayuda que necesita como si de cualquier otro problema se tratara.
La mejor solución para la ansiedad patológica
Tras destacar la importancia de ponerse en manos de profesionales, en nuestro centro de Psicología Psicomaster, disponemos de un equipo de psicólogos altamente formados en distintas terapias que a día de hoy han resultado ser las más eficaces en los distintos estudios empíricos para el tratamiento de la ansiedad patológica (Terapia Cognitivo Conductual, ACT: Terapia de Aceptación y Compromiso, EMDR) y otros problemas psicológicos. Ponte en contacto con nosotros.The post appeared first on Psicomaster - Psicólogos de Madrid.