Tomamos decisiones constantemente en nuestro día a día, de hecho, existen decisiones que tomamos de una forma casi automática por pura rutina. Sin embargo, existen decisiones que plantean un gran debate interior, cuestiones que son difíciles de tomar: ¿Qué decisiones son las más complejas?
Aquellas que te implican en primera persona. Es una experiencia frecuente observar con mayor nitidez qué debería hacer un amigo ante una situación en concreto que decidir qué hacer uno mismo en caso de estar en esta misma situación. Las personas pueden ser expertas en dar consejos a los demás que no aplican con la misma objetividad a sí mismas.
¿Por qué ocurre esto?
1. Porque cuando estamos implicados como protagonistas en la resolución de un conflicto que nos afecta en primera persona no solo interfiere la razón en la elección de la opción más aconsejable sino también, el corazón y la emoción. Esto es especialmente evidente en los asuntos de amor. Podemos experimentar la contradicción de corazón y razón.
2. Son decisiones difíciles de tomar aquellas que traen consigo consecuencias notables a nuestra vida cotidiana. Y entonces, surge el deseo de evitar la incertidumbre minimizando los riesgos al tomar una opción que ofrece seguridad. Sin embargo, nadie puede tomar decisiones con riesgo cero. Decisiones que pueden suponer un punto de inflexión notable como un cambio de trabajo, un cambio de ciudad o una ruptura de pareja.
3. Es difícil tomar decisiones importantes cuando nuestras propias decisiones pueden afectar a otras personas que pueden verse perjudicadas de algún modo a partir de la opción que hayamos tomado. Existen decisiones que solo afectan a uno mismo, sin embargo, existen otras muchas cuestiones que pueden influir en la estructura familiar o también, en el plano de la empresa en el caso de aquellos jefes que tienen la responsabilidad de tomar decisiones para gestionar su negocio.
4. Las decisiones más difíciles de tomar son aquellas que más te asustan ya que con mucha frecuencia, el exceso de temor se convierte en un freno para dar el paso. Aquello que más desas es justamente lo que más temes. Esta es una de las razones por las que es importante ser valiente para buscar la coherencia entre pensamiento, sentimiento y acción.
Las personas podemos sentirnos muy cómodas en nuestra zona de confort aunque no seamos felices en ese estado de estancamiento. Las decisiones más complejas son aquellas que obligan a la persona a salir de la zona de confort, afrontando el estrés que surge de la adaptación al cambio.
Qué hacer ante una decisión difícil de tomar
Cuando te enfrentes al reto de tener una decisión difícil de tomar puedes pedir consejo a una persona de tu confianza para tener un punto de vista complementario al propio. También es posible hacer un proceso de coaching para clarificar las ideas y elaborar un plan de acción para alcanzar la meta que ayude a superar ese temor.
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