¿Qué es el éxito para ti?
Sí, la tuya, y sólo tuya.
¿Has hecho este ejercicio alguna vez? Si la respuesta es afirmativa, enhorabuena, es muy probable que tu vida sea un reflejo de esa definición o le falte poco para serlo. En caso contrario, también es muy probable, que tu vida ideal diste más de lo deseado de tu vida real.
Tanto en un caso como en otro, te propongo el ejercicio de definir o actualizar tu propio éxito, con honestidad.
Una de las limitaciones más abrumadoras que me plantean muchos de mis clientes (y también lo fue para mí hace algún tiempo), no era no alcanzar objetivos, tampoco no satisfacer ciertas necesidades o no obtener algunos logros, sino no tener claridad ni foco en qué nos hace especialmente exitosos a nuestros propios ojos.
Es esa falta de claridad la que nos impide avanzar en muchas ocasiones, no sabemos exactamente qué queremos y por extensión, no centramos nuestras acciones y nuestra intención vital, nuestro propósito, porque nunca nos hemos parado a definirlo según nuestro mapa del mundo.
Tenemos claro que a veces queremos dinero para un viaje, una casa, un curso, pero más allá del logro, no indagamos para qué queremos ese viaje, esa casa o ese curso, qué nos hacen sentir. ¿Para distraernos levemente del cotidiano quehacer y luego seguir en la abrumadora rutina el resto del tiempo o del año?
¿Qué quieres hacer con tu vida? ¿Te sirve el esquema de nacer, crecer (físicamente), trabajar, comprar cosas, tener familia, crear un cierto patrimonio y morir?
Si es eso lo que quieres consciente y decididamente, eso es perfecto para ti. Pero si no, párate un momento a observar si esa definición te sirve para tu vida, la integras y te hace sentir más que bien. Si no es así y sólo en este caso, atrévete a indagar y elabora tu propia hoja de ruta vital.
Quizá ya cumpliste con las expectativas de otros, tus padres, tu entorno, o no. Quizá ya recorriste el camino que otros diseñaron para ti, o no. En cualquier caso, revisa concienzuda y conscientemente si es el que quieres para ti, el que elegirías para ti, el que tú mismo recorrerías hoy, a partir de ahora, si te dieran a elegir.
Los sistemas de creencias colectivos son apabullantes, nos presionan, nos invitan con sus cantos de sirena y nos confunden. Hagamos la prueba y confirmemos si adoptamos el sistema o no, pero conscientemente y si no es así, reescribamos el guión y comencemos de nuevo, al fin y al cabo se trata de nuestra vida, no la de otro.
Te aseguro que nada es eterno o inamovible, y podrás variarlo tantas veces quieras. Y si esto es así, ¿por qué conformarse con un único guión?
Elabora el tuyo, define tus prioridades, reconoce tus pasiones, vibra con ello y grita: "Acción".