Para mi el proceso de adelgazar tiene que ver con un proceso de crecimiento interior en el que el exceso de peso suele ser la solución que hemos escogido ante algo que nos produjo dolor, y sufrimiento que nos bloqueo. Esos kilos de más pueden ser indicadores de malos hábitos, pero también pueden ser motivados por una ganancia secundaria que obtenemos por llevar nuestra armadura de grasa: protección, consuelo, afecto, ser fiel a viejas creencias familiares,…
Sanar la niña interior te ayuda a adoptar los recursos necesarios para no sólo quitarte esos kilos de más, sino algo más importante, cuidar, escuchar, empoderar y amar a tu niña.
A continuación 5 pasos que te facilitaran recuperar esta relación de Amor.
Confianza
Para poder establecer una relación en que tu niña interna sea tu aliada esta debe sentirse segura y saber que vas a protegerla. Muchas niñas se han sentido abandonadas, menospreciadas, agredidas,… Tu creces, pero la niña sigue ahí, asustada, escondida en un rincón de tu inconsciente para que nadie le haga daño. Puede suceder entonces que ante una situación de tu vida adulta en que te sientas abandonada y no sepas como afrontarlo uses la comida y la grasa como protección a tu sufrimiento. Algunas estudiantes cuando en su adolescencia y juventud vuelan del nido paterno para ir a pasar unos meses al extranjero suelen engordar justamente por ese sentimiento de abandono.
Para restablecer esa confianza ella debe salir de su escondrijo y tener confianza en ti. Para ello te ayudarán los siguientes recursos.
Escucha tu voz interna
¿Alguna vez te ha pasado que te sientes ansiosa, nerviosa, alterada, rabiosa, triste o quizás demasiado excitada y comes para tapar esas emociones? Cuando comemos para tapar esas emociones, estás amordazando a tu voz interna, algunas veces es la figura de tu niña y otras en tu yo adulta. Niña, adolescente o mayor, sigue siendo tu yo interno.
Recursos efectivos para escucharte:
Ten en cuenta que comer compulsivamente o mal no va a solucionar tus problemas, al contrario, los perpetúas.
Realiza respiraciones profundas.
Dirige tu atención hacia esa emoción, permítete sentirla y explorarla con la curiosidad de una niña, sin juzgarte, sin aferrarte, simplemente siendo consciente de ella en este momento.
Siguientes pasos:
Aceptación
Cuando sin juzgar nos permitimos acoger esas emociones de vergüenza, tristeza, rabia,… de nuestra niña interna, ella por fin se siente escuchada, empieza la integración, empieza a notar que forma parte tuya.
Reconocer las emociones
Cuando empiezas las conexiones con tu niña al principio puede resultar difícil saber que te está diciendo, o lo que estás sintiendo. Respirar lenta y profundamente te facilitará el proceso de que fluyan esas emociones liberando tu mochila de ese peso emocional y te dará pie a saber cual es tu siguiente paso.
En mi caso había una tristeza latente porque me sentía sola y abandonada, cuando me permití dar espacio para sacar esa emoción, fue surgiendo rabia y enojo contra mis padres que no me habían hecho suficientemente caso. Es importante que permitas que tu niña interior expresa esa rabia y ese enojo para que sea capaz de sanar las heridas que lleva. Para aplicar este recurso de manera beneficiosa para todos no se trata de ir gritando a todo el mundo que se nos acerca, te puede ser de gran utilidad escribir en una libreta todas esas emociones reprimidas, permitir que fluyan a través de la escritura, luego puedes hacer un pequeño ritual y quemar lo escrito para transformarlo a través del fuego.
No se trata de culpar a nuestros padres o a otras personas por nuestros sufrimientos, se trata de que tu niña pueda expresar lo que no supo acoger. Perdonar a nuestros padres, y perdonarnos a nosotras mismas por no escucharnos, no cuidarnos o no atendernos también forma parte del proceso.
Autenticidad
Esa niña interior quizás siente que hizo algo mal para que nadie le hiciera caso, o para que no la trataran adecuadamente, o para que no la escucharan. Ese sentimiento hace que la niña se cree una falsa personalidad para agradar a los demás, una máscara, una coraza que no permite que salga nuestro yo auténtico. Se esconde avergonzada para no hacer algo que disguste a los demás y dejen de quererla. Cuando empezamos a aceptar esa vergüenza, ese no sentirnos “suficientemente buenas” y ese sentimiento de soledad, nuestras corazas se van diluyendo, se van esfumando. Tu conexión contigo es más fuerte y clara, empiezas a saber que necesitas priorizar en tu Vida para finalizar la sanación de tu niña interna.
Alegría
Cuando fortalecemos la comunicación con nuestra niña interna, la confianza aumenta, es el momento de reconectar con este recurso que de niños surge de manera espontanea: Alegría de vivir, de respirar, de estar con los amigos, de investigar, de descubrir, de reir, de realizar mi trabajo, de mi familia, de tener a mi hija,… Cuando restablecemos la salud en la relación con nuestra niña la alegría surge, porque ella es alegría, y ella también eres tu.
Durante el proceso nos damos cuenta de que AHORA las responsables de nuestra vida somos nosotras. Asumir la responsabilidad de lo que pasa en nuestra vida nos hace libres para dirigirla, para construirla como queramos, para ser “tu misma”. Descubrimos que es importante cuidarnos, ser fiel a nosotras mismas, amarnos, y marcar límites. Cuando nos responsabilizamos, nos escuchamos y actuamos en consecuencia, nuestra niña interior sana y por ende sanamos nosotras.
Dependiendo de la gravedad de las heridas de nuestra niña siempre te puede ser más fácil, rápido y seguro acudir a un especialista que te facilite esta parte de tu camino.
Gracias por leerme, un abrazo para tí, y otro enorme para tu niña interna.