Para empezar a ser nosotros mismos debemos empezar a olvidar lo que otros (familia, entorno) nos dijeron que éramos.
Como instructora de Mindfulness, sé los beneficios que tiene el entrenar tu atención en el aquí y ahora, se la cantidad de basura mental que se elimina llevando una práctica constante. Y no tengo duda de lo saludable que es tener un enfoque sereno y claro tanto para relacionarnos con nosotros mismos como con los demás, además de lo que cambia la forma en la que nos enfrentamos con nuestros problemas.
Vivir el presente arrastrando conflictos internos del pasado
¿Pero y que pasa si se tienen conflictos internos del pasado (infancia, adolescencia), como carencias, bloqueos, miedos, resistencias y hacemos como si nada enfocándonos sólo en vivir el ahora?
En mi opinión, todo lo que acumulas en tu subconsciente en forma de traumas o conflictos no deja nunca de querer salir y proyectarse. A mí me ha pasado de estar disfrutando de una meditación en la que he sentido una gran paz interior y a las dos horas reaccionar de manera rabiosa ante una situación que me generó enfado. Si en ese momento yo no me hubiese parado a analizar mi emoción y mi proyección es muy probable que no hubiera detectado de dónde venía esa rabia y porque necesitaba salir.
Tan fácil como llevar la atención en ese mismo momento a tu cuerpo, sentir la emoción y no hacer nada más. Solo observar los efectos de esa emoción, respirar profundo, y darte todo el cariño sabiendo que esa reacción no es nada malo, quizá es tu niña interior herida necesitando de atención y consuelo.
A mí, este ejercicio siempre me resulta, lo puedes hacer en cualquier lugar. Eso sí, tiene que ser en el momento en que pierdas la paz interna y reacciones. Porque al igual que un niño cuando llora o sufre necesita en ese momento a su madre/padre que le abracen y sostengan su pena, y no hacerlo a la semana de que haya ocurrido.
Con nuestro niño interior (que no es más que una parte de nosotros) es lo mismo, cada vez que nos mostramos furiosos y enfadados, es cuando sale esa parte profunda herida y con mucha falta de amor, donde almacenamos todas esas vivencias que no han sido sanadas y permanecen intactas esperando a que un día nos demos cuenta y paremos para trabajarnos.
Es ahí cuando podemos fluir en el aquí y el ahora. Cuando destapamos a nuestro inconsciente de una manera sabia, con consciencia, empezamos a darnos cuenta de que la mayor parte de nuestros recuerdos están distorsionados en el aquí y ahora, y solo nosotros con ayuda si queremos de un terapeuta podemos neutralizar los efectos inconscientes de esas emociones que tanto nos desequilibran y desorientan en este camino de vida.
No es lo que pienses de ti mismo, ni lo que los demás piensen de ti, es lo que creas en tu vida a partir de lo que empiezas a ser, pensar y sentir en el proceso de un sabio y profundo trabajo personal. Ahí es cuando ocurren los milagros y aparece la magia, precisamente cuando la mente racional y analítica se queda sin respuestas.