Nunca pensé que escribiría un artículo tan escatológico como éste. Pero aquí está.
Tu cuerpo te habla constantemente. Desde el olor de nuestro sudor o aliento, pasando por las ojeras o la fortalece de uñas y pelo. El problema es que hemos olvidado el arte de entender sus señales. Pero nunca es tarde…Hoy te voy a enseñar cómo interpretar algo que haces todos los días (o deberías): tus heces (de ahora en adelante movimiento intestinal M.I.)
KK: el lenguaje secreto de tu intestino
Asumiendo que tu sistema digestivo está sano, lo que sale depende de lo que entra, así de simple. De tal forma, si tus M.I. son normales quiere decir que tu dieta es la adecuada. ¿Pero qué es un M.I. normal?
De derecha a izquierda (el policía, el exhibicionista, diarrhella, munición, el culturista, el nadador olímpico, Mr. Apestoso). Cortesía del Institute C.H.E.K. (Cómo comer, moverse y ser sano).
El policía
Este tipo de M.I. es el que se encarga de “mantener el orden.” El clásico “policía” tiene las siguientes características:
– Consistencia regular.
– Pasa fácilmente.
– Color marrón claro.
– Olor natural, casi “terroso”, no de putrefacción.
– Flota, pero tampoco requiere de varios intentos para sumergirse.
El policía es tu mejor amigo y si lo ves con frecuencia (diaria) es que tu sistema digestivo tiene una flora intestinal equilibrada y está haciendo su trabajo de forma eficiente.
Los “individuos” que te voy a presentar ahora son los villanos, aquéllos que el policía intenta neutralizar, con frecuencia, sin mucho éxito. El familiarizarte con sus distintos tipos y sus causas te ayudará a diagnosticar disfunciones en tu sistema intestinal.
El exhibicionista
Este tipo de M.I. te deja ver más de lo deseado…es decir, te permite ver trozos de comida que no ha sido digerida. Esto es una señal de que existen intolerancias alimentarias o algún tipo de desorden inflamatorio en el intestino.
Diarrella
Este representa el intento desesperado del cuerpo por detoxificar. Incluso si tienes estreñimiento o deshidratación, tu cuerpo sacará agua de donde pueda para deshacerse de las toxinas que han sido ingeridas y pueden afectar negativamente el cuerpo. Si fluctúas entre diarrea y estreñimiento una vez al mes o más, es hora de reevaluar tu dieta.
Munición
Este M.I. se parece a los excrementos de oveja o de conejo. Indica un estado alterado del intestino debido a problemas de peristalsis en el colon y deshidratación.
El culturista
Suele ser más grueso que un “policía” y también más difícil de expulsar. Con frecuencia, este tipo de M.I. es causado por comer demasiados alimentos deshidratados y procesados, especialmente barritas de proteínas y cereales.
El nadador olímpico
Con un color más claro que el “policía” (debido a su alto contenido en grasas no digeridas), el “nadador” flota muy bien y puede requerir de varias cisternas para emprender su viaje satisfactoriamente. La presencia de grasa puede indicar una deficiencia de bilis, que ayuda a emulsionar las grasas y digerirlas.
Mr. Apestoso
Este pequeño y maloliente villano aparece normalmente tras haber sido expuesto a toxinas, comida procesada y/o fármacos (especialmente tras sufrir un procedimiento quirúrgico con anestesia). Este M.I. es uno de los peores. Si lo tienes tú, es difícil dejarlo atrás, y si lo tienen otros…¡sálvase quien pueda! Si Mr. Apesteso te visita, necesitas detoxificar.
Otros síntomas de mala digestión
GasFatiga excesiva después de comer
HinchazónDistensión abdominal
Dolor de cabeza, cuello o espaldaHambre constante
EructosIrregularidad
Reflujo ácidoDolor muscular y de articulaciones
Causas comunes de mala digestión
Este tema en sí mimo podría ocupar varios volúmenes pero voy a darte aquí los 3 sospechosos habituales.
1. Deshidratación
Esto es algo tan de sentido común que debería ser lo primero que pregunta un médico a sus pacientes: “¿cómo y cuánto te hidratas?” Somos un 70% de agua. Nuestras células se originaron en el mar y la mayoría de nuestras reacciones bioquímicas tienen lugar en un medio acuoso. Si hidratarse bien no es prioritario, ¿qué lo es?
Cuando tu cuerpo está deshidratado intenta derivar agua de donde puede para mantener los órganos (especialmente el cerebro) funcionando de forma óptima. Uno de los lugares de donde toma el agua que le falta es la mucosa intestinal. Por eso cuando sientes tu boca reseca es que estás deshidratado. Si tu mucosa intestinal no está bien lubricada no te protegerá de forma eficiente contra el ácido clorhídrico del estómago y además no podrás digerir y absorber apropiadamente los alimentos. No necesitas antiácidos, lo que necesitas es beber suficiente agua y optimizar tu digestión.
Para hidratarte correctamente, debes multiplicar tu peso en kg por 0,033 y obtendrás la cantidad de litros que necesitas al día (o divide tu peso en libras por dos y bebe ese número de onzas). Añadir una pizca de sal sin refinar ayuda, además, a que las células retengan mejor el agua en su interior.
2. Intestino tóxico
Normalmente, tener un intestino tóxico es el resultado de tener estreñimiento o de haber ingerido alimentos procesados. Con frecuencia, los principales causantes del desajuste son:
– Comidas procesadas.
– Productos lácteos pasteurizados y homogeneizados.
– Zumos comerciales (pasteurizados).
– Aceites hidrogenados.
– Fármacos.
– Agua del grifo (con cloro).
Todos ellos alteran, de una forma u otra, la flora intestinal y, además, aumentan la carga tóxica con la que el cuerpo tiene que lidiar. Los químicos y el azúcar de los alimentos procesados causan una respuesta de estrés en el cuerpo, y cuando el sistema nervioso simpático se activa (debido al estrés) las funciones como la digestión se ralentizan.
Lo que la mayoría de pirámides de alimentos se olvidan de decir es que lo más importante de una dieta es que sea limpia y variada. Esto evita problemas de toxicidad e intestinales.
3. Estrés
Cuando estás corriendo delante de un oso, la prioridad de tu cuerpo es sobrevivir y todo lo demás pasa a un segundo plano. Funciones corporales como la detoxificación o la digestión se interrumpen. Cuando nos estresamos (y hoy día lo hacemos más que nunca), contribuimos al estreñimiento y las malas digestiones. Además, el alto nivel de cortisol es inmunodepresor, es decir, debilita el sistema inmune facilitando la entrada de patógenos y parásitos en el sistema digestivo. Es un círculo vicioso.
Cortesía del Instituteo C.H.E.K. (Cómo comer, moverse y ser sano)
Comer y estar estresado es algo incompatible. Por eso, no desayunes “a la carrera”, comas en una reunión de trabajo o veas “Breaking Bad” con la cena. Al menos, no lo hagas con frecuencia, ya sabes el porqué.
Ya conoces algo más de lenguaje corporal, concretamente cómo se expresa tu intestino, y las estrategias más importantes para no meterte en problemas con la “policía.” Escucha, y observa, tu cuerpo.
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