El jabón de lavanda es perfecto para nuestro bienestar. Un buen baño por la noche con este jabón alivia tensiones, el estrés y nos ayuda a dormir mejor gracias a sus propiedades relajantes,
Este jabón aporta todos los beneficios de la lavanda a nuestra piel porque es calmante, antiséptica, astringente, antivírica y antibacteriana lo que la hace ideal para la curación de heridas, dermatitis, eczemas, acné, forúnculos e incluso quemaduras. Al mismo tiempo la hidrata, la nutre, la suaviza, la relaja, elimina impurezas y la protege de agentes bactericidas. Por otro lado, añadimos las propiedades de todos los aceites empleados aseguran la perfecta limpieza de la piel y una óptima hidratación, siendo un jabón muy beneficioso sobre todo para pieles sensibles, atópicas y secas que necesitan un aporte de nutrición extra. Muy recomendado para tratar afecciones como psoriasis, dermatitis, acné y pieles grasas.
Ingredientes:
300 gr de Oleato de Lavanda en Aceite de Oliva
100 gr de Aceite de Coco
30 gr de Aceite de Ricino
80 gr de Aceite de Almendras Dulces
70 gr de Manteca de Cacao
76.9 gr de Sosa Caústica (NaOH)
197.8 gr de Hidrolato de Lavanda
Flores secas de lavanda
15 gotas de Aceite Esencial de Lavanda
El Aceite de Oliva es uno de los hidratantes más efectivos, repara la piel y tiene propiedades antienvejecimiento. Mantiene la elasticidad y suavidad de la piel.
El Aceite de Coco hará que el jabón sea más espumoso. Aporta Limpia, hidrata y nutre hasta las pieles más sensibles, secas e irritadas. Muy indicado incluso en la piel delicada de los bebés.
El Aceite de Ricino es otro potente hidratante y además antibacteriano. Ayuda a reducir las manchas de la piel y es muy beneficioso en pieles secas y sensibles con eczemas, dermatitis, psoriasis, irritadas o con picazón. Al igual que el aceite de coco es muy espumoso.
El Aceite de Almendras Dulces hidrata y suaviza las pieles secas, alivia la picazón y molestias de las pieles irritadas y secas.También es un muy buen limpiador de la piel natural..
La Manteca de Cacao es antioxidante, mantiene la piel joven siendo un buen aliado para combatir las arrugas. Tiene la propiedad de penetrar en todas las capas de la piel aportando una hidratación extra. Indicado especialmente para pieles secas.
El Hidrolato de Lavanda aporta propiedades beneficiosas sobre todo para pieles grasas, con impurezas y afecciones como la psoriasis, la caspa, las quemaduras solares, picaduras de insectos. Regula las glándulas sebáceas, es anti-inflamatorio y refresca y calma la piel.
El Aceite Esencial de Lavanda aporta todo el manantial de beneficios de la lavanda, que no son pocos, y tiene muy buena tolerancia en la piel.
Elaboración
Primero pesamos todos los ingredientes los reservamos.
Tomamos las medidas de seguridad para manejar la sosa caústica: manga larga, guantes, mascarilla y gafas.
Ponemos el hidrolato de lavanda en un recipiente en el fregadero y añadimos la sosa caústica. Al mezclarlo la temperatura subirá a 80º tranquilamente. En este paso mucha precaución con los vapores y posibles salpicaduras.
Removemos hasta que la sosa quede disuelta por completo y dejamos reposar para que se enfríe.
Mientras tanto fundimos a fuego lento todos los aceites y mantecas.
Una vez fundidos dejamos reposar hasta que alcance una temperatura de entre 40º-50º. Mientras tanto la mezcla del hidrolato y la sosa habrá bajado de temperatura también.
Añadimos el hidrolato con la sosa a los aceites (nunca al revés).
Con la batidora empezamos a batir la mezcla con mucho cuidado que no nos salpique.
Batimos durante unos minutos hasta que la mezcla espese y tenga la textura de un pudding.
Mientras se acaba de enfriar un poco, vamos poniendo las flores secas de lavanda en el fondo de los moldes.
Cuando la mezcla esté más fría añadimos otro poco de flores de lavanda, el aceite esencial y removemos bien para que quede todo bien integrado.
Enmoldamos y tapamos los moldes con un trapo para retener el calor y que se haga bien el proceso de saponificación.
Pasadas entre 24-48 horas, cuando los moldes ya no estén calientes podemos desmoldar nuestros jabones.
Los dejaremos reposar durante un período de 6-8 semanas para que se complete el proceso de saponificación y no quede traza alguna de sosa caústica. Separados unos de otros, para que se puedan secar bien en un lugar ventilado y seco para que maduren y endurezcan.
Pasado este tiempo ya podemos empezar a disfrutar de nuestros jabones.
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