A pesar de su sencillez, el Jabón de Castilla posee un gran valor. Es un jabón de alta calidad, aún siendo viscoso y no producir demasiada espuma. Un jabón suave, cremoso apto para uso diario y gracias a su composición de aceite de oliva, está indicado en todo tipo de pieles.
El auténtico Jabón de Castilla se cataloga como tal cuando su composición es en un 100% aceite de oliva. Aunque se le pueden añadir aditivos, la receta original no incluye ni aceites esenciales, ni ningún otro aditivo como colorantes o aromas.
El resultado es un jabón emoliente, humectante y regenerador de la piel gracias al alto contenido de ácido oleico que contiene el aceite de oliva. Nutre, suaviza y mejora la elasticidad de la piel al mismo tiempo que mejora la barrera protectora de la misma. Ni es graso, ni comedogénico por lo que limpia en profundidad sin obstruir los poros y su alto contenido en vitamina E hace que se valore también por su capacidad de acelerar los procesos de cicatrización. Retrasa el envejecimiento, protege la piel de los radicales libres y previene la muerte celular.
El Jabón de Castilla devuelve el equilibrio natural de la piel, incluso en las pieles más secas, sensibles y atópicas. En conclusión me atrevería a decir que a pesar de elaborarse con la receta más simple, este jabón le hace sombra al resto, lo tiene todo.
Ingredientes:
260 gr de aceite de oliva virgen (tener en cuenta que aceites refinados son productos diferentes y de calidad diferente)
34 gr de sosa caústica
69 gr de agua desmineralizada
1 molde
Gafas, guantes y mascarillaElaboración:
Nos protegemos con ropa de manga larga y nos ponemos las medidas de protección: guantes, mascarilla y gafas.
Preparamos la lejía en el fregadero, añadiendo con cuidado la sosa caústica al agua. La reacción química que produce eleva la temperatura del agua hasta unos 80º y produce vapores corrosivos. Aquí debemos tener especial cuidado en no inhalarlos y ante posibles salpicaduras.
Removemos hasta que la sosa quede completamente disuelta.
Mientras dejamos que baje la temperatura de la sosa, ponemos el aceite en una olla u otro recipiente ancho. No hace falta calentarlo.
Comprobamos la temperatura de la lejía, cuando esté entre 50º-60º, añadimos la mezcla de sosa y agua al aceite de golpe. Nunca al revés, siempre lejía sobre aceites.
Batimos hasta alcanzar la traza. Esto, si utilizamos aceite de oliva virgen puede tardar un poco más de lo normal, más que con otro tipo de aceites.
Una vez tenemos la traza, que debe ser la textura de un puré, podemos enmoldar.
Una vez enmoldado, lo tapamos con un trapo o una toalla y dejamos entre 24h-48h para que se lleve a cabo el proceso de saponificación.
Pasado este tiempo, cuando el jabón esté bien sólido, podemos cortar si es necesario.
Tras 6-8 semanas de reposo, ya podemos utilizar nuestro jabón de castilla. Dos meses resulta ideal ya que el aceite de oliva es de los que más tiempo necesitan de reposo.
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