Hoy le toca al turno al oleato de lavanda. Este aceite es un excelente antiséptico, antiinflamatorio, calmante, digestivo… entre otras propiedades que se viene utilizando desde la antigüedad como aceite relajante, para aromatizar ambientes, para ahuyentar a los insectos, para favorecer la relajación y el sueño e incluso para el cuidado de la piel.
Ingredientes:
1 frasco de vidrio con cierre hermético
Hojas y flores de lavanda
Aceite de almendras dulces (podemos utilizar otros aceites)
Elaboración:
Lavamos las hojas y flores de lavanda y las secamos bien.
Machacamos un poco la lavanda con el mortero.
Introducimos la lavanda en el frasco de vidrio y lo rellenamos con el aceite, de manera que el aceite sobrepase un dedo de la planta.
Cerramos el tarro y agitamos bien.
Lo dejamos macerar durante un periodo de 30-40 días en un lugar fresco y oscuro, como el interior de un armario.
Una vez a la semana lo agitaremos para facilitar la salida de todas las propiedades de la planta.
Padado el periodo de maceración, ya podremos filtrar el aceite, envasarlo y utilizarlo!
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