Podría empezar por proponerte que te trasladases a vivir a Japón, un país donde la timidez es un atributo de carácter muy bien valorado, probablemente porque es una sociedad que prima al grupo sobre el individuo. No se trata de trivializar, aunque quizá no esté de más empezar por intentar quitarle un poco de dramatismo. ¡Poner un toque de ironía y humor siempre ayuda a ver las cosas de otra forma!
Al final, se trata de aprender a conocernos a nosotras mismas, querernos como somos y crecer superando esas trabas que nos complican el día a día. No te aseguramos que te vayas a convertir en la reina de la fiesta, seguramente porque ni siquiera es tu objetivo. Nuestros consejos sí pueden hacer que seas tú quien domina a su timidez y la mantiene a raya.
¿Rasgo de personalidad o consecuencia de la educación?
Como sucede muchas veces, un poco de las dos cosas. Los expertos en psicología y comportamiento no han sido capaces de dar una respuesta contundente. Hay muestras de rasgos hereditarios, familias en las que la timidez es común a varios de sus miembros. Pero, su componente educacional es indiscutible. Unos progenitores muy exigentes o demasiado bromistas suelen generar inseguridad en sus hijos.
Porque esta es la clave. Sea cual sea su origen o causas, hay un trasfondo de baja autoestima y de miedo al rechazo que comparten todas las personas tímidas. Y, aquí es donde tenemos que trabajar, con herramientas que refuercen nuestra confianza y nos empujen a creer en nuestras posibilidades. Como sabes, nos gusta proponerte frases que te hagan pensar y te motiven. Por ejemplo, estas serían un buen principio: “Fracasamos más por tímidos que por osados” o “La timidez te hará perder oportunidades que jamás regresarán”.
Sin embargo, no se trata de añadir más presión a la que ya tienes. De hecho, te recomendamos que dejes de sentirte un bicho raro. En las encuestas, nada menos que 6 de cada 10 personas se consideran tímidas. ¡Y tú que pensabas que estabas rodeada de extrovertidos! Sólo con este descubrimiento, estamos seguras que comienzas a rebajar las dimensiones de tu problema.
Un último apunte sobre el origen de la timidez que te va a sorprender: hay un poso de narcisismo, de sentirnos el ombligo del universo. Es como si pensáramos que cada cosa que hacemos es observada por el resto del mundo con un interés único. Es hora de que sepas que no es así, somos importantes sólo para nuestro círculo cercano. Pero, este anonimato es una buena noticia, nos permite un margen de libertad y de independencia del que carecen los famosos y celebridades. Así que, mejor que tengas presente y disfrutes de esta máxima:
“Perderías tu timidez si te dieses cuenta de la poca gente que se preocupa por lo que haces en tu vida”.
No estás enferma, sólo eres tímida
¿No te gusta hablar en público? ¿Vistes de una forma discreta porque odias ser el centro de las miradas cuando llegas a una fiesta? ¿Prefieres dar tu opinión en conversaciones con pocas personas y de confianza? ¿No se te pasa por la cabeza pedir un autógrafo a ese actor que está cenando en la mesa de al lado? Deja ya de pensar que tienes un problema. Simplemente, eres introvertida, respetas el espacio propio o eres poco amiga de las estridencias. No es algo ni bueno, ni malo. Es tu forma de ser. En esta ocasión como en otras, estamos demasiado mediatizadas por una sociedad en la que sólo se valoran ciertos estereotipos de personas: atrevidas, imponentes, de carácter fuerte, sociables y extravagantes. El individualismo mal entendido. No permitas que salirte de esa norma te acompleje. Al contrario, ¡defiende tu derecho a ser como eres!
Puede que lo desconozcas pero hay psicólogos que se niegan a tratar a personas que acuden a su consulta para curar su timidez. Estos terapeutas lo consideran un rasgo más de la personalidad. Defienden que no se debe dar mayor importancia a los comportamientos que se salen de lo considerado normal y que, desde luego, no se tienen que catalogar como patologías.
Síntomas de problema de la timidez. Cuando tomar medidas
No queremos decir que no haya situaciones en las que la timidez te ocasione dificultades serias. Cuando no eres capaz de decirle al camarero que se ha equivocado con el plato que te ha servido. Si no puedes presentarte a una oposición porque no podrás hacer la prueba oral. Ni se te ocurre pensar en pedir ese aumento de sueldo que tanto te mereces. Son muchos los ejemplos que se pueden poner. Lo que hay que abordar son estas situaciones concretas, no un cambio radical de tu personalidad.
Sin embargo, salvo quienes realmente viven un infierno a causa de su timidez, para los demás el mejor enfoque es aceptarse y fijarse pequeños objetivos que sean más fácilmente superables. Te vendrán bien las técnicas de respiración para relajarte, escribir antes lo que tienes que decir en público, ensayar con personas de tu confianza o terapias de grupo con tímidos.
Y, una buena frase de cabecera para motivarte cada día. Nos parece que esta te puede encajar
“La mejor forma de superar la timidez es atreverse a hacer cada día lo que antes no te atrevías”
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