Como sabemos, el cuello uterino conduce a la vagina, siendo un pasaje lleno de grietas donde se produce y se libera el moco cervical. Los cambios hormonales que ocurren durante el transcurso del ciclo menstrual femenino afectan a la cantidad y la consistencia de este moco. En cierto modo, puede decirse que él es el guardián del sistema reproductivo. El esperma liberado en la vagina tiene que nadar a través del cuello uterino, su moco cervical y más allá del útero para que pueda fertilizar con éxito al óvulo, que hace su paso por las trompas de Falopio.
Durante la mayor parte del ciclo, las secreciones cervicales actúan como una barrera para los espermatozoides. Protegen al cuello uterino químicamente con células blancas que combaten a los cuerpos extraños, al actuar como tapón y cierre del canal cervical.
Sin embargo durante la fase fértil, la consistencia y la composición del moco cervical cambian. En lugar de ser una barrera, ahora ayuda y acelera el paso de los espermatozoides a través del cuello uterino.
Además ayuda a prolongar la longevidad del esperma, permitiéndoles vivir durante hasta cinco días dentro del cuerpo de la mujer. Incluso actúa como un dispositivo de control de la calidad, favoreciendo la selección de los mejores espermatozoides y el desecho de aquellos que naden de forma irregular o curvada.
Mediante la observación del moco cervical podemos identificar la etapa más fértil del ciclo y por tanto, aumentar las posibilidades de concepción. Los cambios en dicho moco indicarán los días previos a la ovulación, y tener relaciones sexuales durante este tiempo hará que los espermatozoides estén presentes cuando el óvulo sea liberado.
¿Qué buscar?
Una mujer puede diferenciar su moco cervical mediante el tacto o la apariencia. La sensación de secreción en la vagina, ya se seca, húmeda o mojada, es una pista a seguir para la detección de la ovulación inminente. El color (blanco, cremoso, turbio o claro) y la consistencia (pegajosa, lisa o resbaladiza) son otros detalles a tener en cuenta.
El moco cervical se puede ver y sentir cuando se humedece la ropa interior, o cuando la mujer se limpia con papel higiénico. Tras un movimiento intestinal o la realización de los ejercicios de Kegel se puede liberar más moco. También puede recurrirse a la “prueba del dedo”. Para ello, la mujer primero lavar debe bien sus manos y a continuación introducir con cuidado un dedo en la vagina. Cuando se retira el dedo, se puede observar el color y la consistencia del moco cervical. Debido a que a veces puede ser difícil distinguir entre el moco y el semen, lo mejor es analizarlo antes del coito, o esperar por un tiempo después. El moco cervical también puede ser alterado por las infecciones vaginales, medicamentos y métodos anticonceptivos.
La siguiente tabla nos aporta información para detectar la ovulación con ayuda del moco cervical:
Fase Sensación Apariencia
del moco cervical
Pre-ovulatoria Seca No hay moco visible
Fértil Húmeda y pegajosa Color blanco y crema, grueso y ligeramente elástico. Se rompe fácilmente cuando se estira.
Muy fértil Resbaladiza, mojada, lubricada Aumento de la cantidad de moco delgado, acuoso, transparente, que luce como clara de huevo.
Post-ovulatoria Seca o pegajosa Fuerte disminución en la cantidad de moco grueso, blanco opaco o de color crema-
Algunas mujeres pueden pensar que observar el papel higiénico o realizarse una prueba interna es un poco extraño e incluso de mal gusto. Pero no hay nada de indigno en estas cuestiones, sino todo lo contrario, son pasos que podemos seguir fácilmente para conocernos mejor.