Por alguna extraña razón, hay enfermedades que parecen causar cierto estigma y hablar de ellas se convierte en un tabú. Pero lo cierto es que no hay enfermedades más dignas y menos dignas. Son todas iguales, al menos si sus causas son naturales. Eso es lo que ocurre con la enfermedad hemorroidal: pese a que sus causas pueden ser muy diversas, como la herencia genética o el embarazo, a muchas personas también les afecta a nivel de autoestima. Por ello, en este artículo te contamos cómo curar las hemorroides tanto física como psicológicamente.
Asume que tienes un problema
En muchas enfermedades, la principal barrera para su curación es dar el primer paso: asumir que existe un problema. La enfermedad hemorroidal, que supone una inflamación excesiva de las venas del recto y el ano, no es una excepción. Esto no me puede pasar a mí, es algo que muchos afectados se dicen a sí mismos. Pero en realidad no hay motivos para avergonzarse: le puede pasar a cualquiera y nadie tiene culpa de ello.
Normaliza la situación
Tras la aceptación llega la normalización. O mejor dicho: para que haya una verdadera aceptación del problema es imprescindible normalizar la situación. Para ello, es importante acudir a un especialista que no solo dará un diagnóstico completo de la dolencia, sino que también te indicará qué tratamiento de hemorroides debes seguir, como veremos más adelante, y te dará consejos a seguir en la vida diaria. Algunas de estas indicaciones pueden ser relativas a la ropa a vestir, las posturas a adoptar cuando se está sentado o tumbado, los deportes que se pueden practicar y los que se deben evitar, etc.
No la ocultes… y defiende tu dignidad
Informar o no informar de que se está pasando por una enfermedad hemorroidal es una decisión que depende de cada afectado. Aunque a nivel de pareja o de familiares cercanos no debería haber ocultaciones, cada persona tiene derecho a mantenerlo en secreto o hablar de ello con naturalidad, lo cual es precisamente otra señal de que la normalización se ha conseguido. Si finalmente decides hablar de ello abiertamente, es importante que defiendas tu dignidad y que no toleres el más mínimo atisbo de burla o menosprecio. El desconocimiento de la enfermedad puede ocasionar faltas de respeto, pero nunca puede justificarlas.
Sométete a tratamiento
Y por último, para poner fin a esta situación, es conveniente someterse a un tratamiento adecuado contra las hemorroides. En algunos casos, los más leves, pueden ser suficientes algunas cremas existentes en el mercado, que reducen la hinchazón y alivian el dolor. En otros casos, los considerados más serios (de 2º, 3º y 4º grado), será necesario someterse a una intervención quirúrgica. Por suerte, la ciencia también ha avanzado mucho en este campo y existen métodos muy avanzados que apenas causan molestias a nivel de quirófano y de postoperatorio. Vale como ejemplo el tratamiento THD, un técnica muy poco invasiva y que se realiza con cirugía ambulatoria, es decir, sin ingreso hospitalario, pudiendo retomar una vida normal en el plazo de 24-48 horas.
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