El lenguaje del cuerpo muestra el estado emocional
Nuestro cuerpo dice mucho de nuestro propio estado de ánimo. Sin embargo, con frecuencia tomamos la información corporal de un modo literal, es decir, cuando nos duele la espalda, por ejemplo, nos quedamos en el hecho físico en sí mismo sin analizar qué puede haber más allá de este plano. Porque cuando en el origen de un dolor físico está un sufrimiento emocional, entonces, seguimos prolongando una situación negativa hasta el infinito. No avanzamos de verdad.
El dolor de espalda se produce porque las preocupaciones, aunque no sean visibles, sí son muy experimentables. Y su peso se nota mucho. Imagina que vives tu día a día con el lastre de una mochila llena de piedras. Es decir, aunque visualmente el efecto no lleva a este peso como tal, sí lo carga porque él sí experimenta esta desagradable sensación de tener que hacer un sobreesfuerzo constante para sobrevivir a ese lastre.
Es cierto que el dolor de espalda puede estar producido por el efecto negativo de la mala postura corporal, sino que además, también puede estar generado por pensamientos y sentimientos que influyen en esa posición física. Cuando una persona está contenta tiene una mejor higiene postural que cuando se siente abatida por las preocupaciones y todo su cuerpo le pesa.
Es cierto que el fisioterapeuta puede realizar una gran labor para reducir el malestar de ese dolor de espalda gracias a su técnica especializada, sin embargo, la realidad es que la curación definitiva, en este tipo de casos, también pasa por la liberación emocional. Es decir, por la adquisición de una nueva actitud en la vida que acabe con esa tendencia tan habitual de asociar el estrés como algo totalmente natural en el estilo de vida moderno.
El dolor de espalda es realmente molesto, produce agotamiento físico pero si analizas cómo te sientes a nivel anímico en esos instantes en los que tu dolor físico tiene un componente psíquico, podrás observar cómo a nivel emocional no estás en tu mejor momento. Por tanto, aprende a ser amigo de tu cuerpo, escucha las sensaciones que te envía e intenta ir al origen de un sufrimiento para poder repararlo de verdad. Solo atendiendo a la raíz de un efecto es posible curar la causa por medio del autoconocimiento y la introspección.
El factor somático de las emociones
Las vacaciones de verano son muy saludables para descansar física y mentalmente, sin embargo, si el origen del dolor de espalda está en una causa emocional asociada al contexto laboral, entonces, corres el riesgo de volver a caer en la misma rutina nada más incorporarte a tu puesto. Piensa que todos los pensamientos negativos que cargas en tu mente en la forma del disco rayado se convierten en la angustia somática de un dolor de espalda que se repite porque el cuerpo tiene memoria. Corres más riesgo de sufrir dolor de espalda en una mala racha personal, en un periodo de estrés o en una etapa de preocupación.