Este tipo de tumor afecta indistintamente a hombres y mujeres, aunque cabe recalcar que existen grupos específicos de población más sensibles y con mayor riesgo de sufrirlo como las personas que superan los cincuenta años de edad, aquellas que tienen antecedentes personales o familiares y aquellas que sufren alguna enfermedad inflamatoria intestinal, como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn.
El cáncer de colon puede crecer de tres maneras:
Crecimiento local: invadiendo todas las paredes del tubo digestivo y, posteriormente, invadiendo el resto de órganos.
Diseminación linfática: expandiéndose a través de los vasos linfáticos afectando a múltiples regiones ganglionares.
Diseminación hematógena: propagándose a través del torrente circulatorio, preferentemente hacia el hígado, pulmón, huesos y cerebro.
Cómo prevenirlo
Existen algunos factores que incrementan, en mayor o menor grado, el riesgo de padecer un cáncer de colon y recto y que, por tanto, merece la pena evitar en la medida de lo posible:
Alimentación: las dietas con altas dosis de consumo de grasas animales (sobre todo carnes rojas) y pobres en fibras fomentan su aparición.
Sedentarismo: no practicar ninguna actividad física aumenta igualmente el riesgo de sufrir este tumor.
Consumo de tabaco y alcohol: ambos facilitan la aparición de pólipos en el colon.
Sobrepeso: la obesidad es uno de los mayores factores de riesgo a tener en cuenta.
Síntomas
Los síntomas que provoca el cáncer de colon se presentan de diferente manera en cada paciente en función, sobre todo, de la localización del tumor maligno. Ante la presencia de alguno de ellos es importante acudir a un especialista para que nos diagnostique la causa del mismo. Sin embargo no hay que alarmarse mucho debido a que estos síntomas también son propios de otras enfermedades de menor peligrosidad. Presencia de sangre en las heces: Es una de las señales mas comunes. La sangre puede ser de tono rojizo o negro. Con el tiempo, este trastorno acaba derivando en casos de anemia con las consecuencias físicas que ello conlleva.
Cambio en el ritmo de las deposiciones: en personas con un ritmo intestinal normal, de pronto aparecen diarreas y estreñimiento intercalados entre sí.
Heces más estrechas: esto es así debido a que el tumor está estrechando el intestino y dificulta el paso normal de las heces.
Sensación de evacuación incompleta: suele ser común en tumores localizados en el recto o en el tramo final del colon.
Dolor abdominal: producido por un cierre parcial del intestino como consecuencia de la presencia del tumor. Cuando este cierre es total, este síntoma está acompañado de estreñimiento y vómitos.
Cansancio extremo y pérdida de peso excesiva sin causa aparente en ambos casos.
Diagnóstico y tratamiento
Afortunadamente, el cáncer de colon es uno de los pocos tumores que se pueden detectar de forma precoz, es decir, antes de que el paciente note algún síntoma. Para ello se realizan distintas pruebas. Sólo en el caso de que la primera de positiva se realizarán las siguientes para confirmarlo:
1. Test de Sangre Oculta en Heces (TSOH).
2. Análisis de sangre y orina.
3. Tacto rectal.
4. Colonoscopia.
5. Biopsia.
6. Otras pruebas para confirmar si el tumo afecta a otras zonas.
Si finalmente es diagnosticado el cáncer, el especialista recomendará un tratamiento en función de cada caso, teniendo en cuenta el estado general del paciente, la localización del tumor y la fase en la que se encuentre. Como ocurre con el resto de tumores, su tratamiento será siempre multidisciplinar. No obstante, los tratamientos más frecuentemente empleados en el cáncer de colon son la cirugía y la quimioterapia.
El futuro del paciente
El cáncer de colon es el segundo tumor más frecuente en los países desarrollados pero, además, se trata del más mortífero. Paradójicamente es uno de los más tratables. Se calcula que, si se detecta a tiempo, el cáncer de colon se puede curar en aproximadamente un 90% de los casos.
Tras finalizar el tratamiento será necesario acudir a revisiones regulares para comprobar el estado de salud del paciente, seguir y controlar los efectos secundarios del tratamiento y, en caso necesario, proponer un nuevo tratamiento lo antes posible si reapareciese el tumor.
Durante los tres primeros años tras el tratamiento, es aconsejable acudir a revisiones cada tres o cuatro meses, espaciándose éstas en el tiempo conforme pasan los años.
¿ya tenían conocimiento de esta enfermedad?
Fuentes: Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) y Alianza Prevención Cáncer de Colon.