El colon irritable, más conocido como síndrome del intestino irritable (o trastorno SII), se trata de un trastorno que se caracteriza por causar dolor abdominal y cólicos, cambios en las deposiciones y otros síntomas.
Antes de empezar a describir esta enfermedad es importante saber que no es lo mismo que la enfermedad intestinal inflamatoria (EII) aunque su nombre sea similar, esta abarca la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa o ulcerativa. En el caso del síndrome del intestino irritable, la estructura del intestino no es anormal.
Causas
Las causas por las que aparece este síndrome aún no están claras pero, en algunas ocasiones, se produce después de una infección intestinal (síndrome del intestino irritable posinfeccioso). No obstante, pueden ser muchos otros los desencadentantes.
El colon está conectado directamente al cerebro a través del intestino. Es por ello, que las señales que envía el cerebro influyen en el funcionamiento intestinal así como en sus síntomas. Así, los nervios pueden volverse más activos durante momentos de estrés, y en consecuencia los intestinos se vuelven más sensibles y se comprimen o se contraen más.
El colon irritable puede aparecer a cualquier edad, aunque es más frecuente que se origine en la adolescencia o a principios de la vida adulta. Además, se sabe que es dos veces más frecuentes en las mujeres que en los hombres.
Síntomas
Los síntomas se presentan de forma diferente en cada paciente, y oscilan entre leves y graves. No obstante, los principales son:
Dolor e hinchazón abdominal.
Sensación de llenura.
Gases.
Distensión.
En algunos casos inapetencia.
Estos síntomas deberán haber estado presentes durante al menos tres días al mes durante los últimos tres meses. Dichas molestias tienden a desaparecer o al menos reducirse después de una deposición y suelen estar asociadas a un cambio en la frecuencia de estas últimas. Además las personas con este síndrome pueden alternar entre estreñimiento y diarrea o en su mayor parte tienen uno u otro.
Para algunas personas, los síntomas pueden empeorar durante unas semanas o un mes y luego disminuyen durante algún tiempo. Para otras personas, en cambio, los síntomas se manifiestan la mayoría de las veces de una forma más continuada.
Diagnóstico y tratamiento
Generalmente, el médico puede diagnosticar colon irritable basándose únicamente en los síntomas, sin necesidad de pruebas o con muy pocas. Y es que, aunque no existe ningún examen para diagnosticar este síndrome, pueden hacerse algunos para descartar otros problemas como celiaquía, alguna infección, cáncer de colon, enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa. En algunas ocasiones se practicará una colonoscopia.
En cuanto al tratamiento, su objetivo se centrará en aliviar los síntomas. En algunos casos realizar algunos cambios en el estilo de vida puede ser útil como, por ejemplo, practicando ejercicio de forma regular y mejorando la calidad del sueño para así reducir la ansiedad y el estrés y ayudar a aliviar los síntomas intestinales.
Igualmente, los cambios en la alimentación pueden ayudar, aunque en realidad no existe una dieta específica para el colon irritable debido a que se presenta, como se ha dicho anteriormente, de forma diferente en cada paciente. No obstante, se recomienda:
Evitar alimentos y bebidas que estimulen los intestinos, como la cafeína o el té.
Beber al menos dos litros de agua.
Evitar las comidas abundantes.
Incrementar la fibra en la alimentación (esto puede mejorar el estreñimiento, pero empeorar la distensión).
Los fármacos utilizados para tratar esta afección variarán en cada caso, principalmente, según los síntomas que se manifiesten.
El colon irritable puede ser un problema que permanezca de por vida. En algunos casos los síntomas son incapacitantes impidiendo trabajar, viajar o hacer un vida social con normalidad. No obstante, a menudo, los síntomas pueden mejorar o aliviar considerablemente con el tratamiento adecuado.
Fuente: facilisimo.com y MedlinePlus.
Imágenes (por orden de aparición): Dear, max/Flickr, Oli R/Flickr, n@89go/Flickr y Ciaran McGuiggan/Flickr.