El cáncer cervical se trata de un tumor femenino que comienza en el cuello uterino, es decir, en la parte inferior del útero o matriz que desemboca en la parte superior de la vagina.
Causas del cáncer cervical
El desarrollo del cáncer cervical es, por lo general, muy lento y tiene como punto de partida una patología precancerosa conocida como displasia. Esta enfermedad se puede detectar fácilmente durante la realización de una citología vaginal rutinaria y, además, es perfectamente tratable. La mayoría de las mujeres que son diagnosticadas cada año de este tumor, no se han sometido a esta prueba ginecológica en años y es que el cáncer cervical tarda años en aparecer tras los cambios comentados anteriormente.
La causa más frecuente que está detrás de estos cánceres es el virus del papiloma humano (VPH), un virus muy común que se transmite mediante contacto sexual. Esta enfermedad de transmisión sexual (ETS) no siempre tiene como consecuencia el tumor, sin embargo existen algunas cepas de este virus que si lo provocan.
Factores de riesgo
Los hábitos que mantenga o siga la mujer a la hora de mantener relaciones sexuales influyen de manera significativa en las posibilidades de que acabe sufriendo un cáncer cervical. Algunas prácticas sexuales de riesgo son:
Mantener relaciones sexuales a una edad temprana.
Tener múltiples parejas sexuales.
Mantener relaciones sexuales con una o varias parejas sexuales que hayan participado en actividades sexuales de alto riesgo como lo nombrados anteriormente.
Además, existen otros factores de riesgo tales como:
No vacunarse contra el virus del papiloma humano (VPH).
Mujeres cuyas madres se vacunaron durante su embarazo el medicamento DES (dietilestibestrol) a comienzos de los sesenta para prevenir un posible aborto espontáneo.
Sistema inmunitario debilitado.
Síntomas
En la mayoría de los casos, los pacientes que sufren cáncer cervical no presentan ningún tipo de síntomas inicialmente. Sin embargo, pueden aparecer algunos como:
Sangrado vaginal anormal entre menstruaciones, después de la relación sexual o después de la menopausia.
Flujo vaginal que no cesa y que puede presentarse pálido, acuoso, rosado, marrón, con sangre e incluso con olor fétido.
Periodos menstruales que duran más tiempo del habitual y que además son más abundantes.
El cáncer cervical, en estados avanzados, puede extenderse a la vejiga, los intestinos, los pulmones y el hígado. En estos casos los síntomas también pueden abarcar:
Dolor de espalda.
Fracturas o dolor en los huesos.
Fatiga.
Fuga o filtración de orina o heces a través de la vagina.
Dolor en las piernas.
Inapetencia.
Dolor pélvico.
Hinchazón en una sola pierna.
Pérdida de peso.
Tratamiento
Cuando una mujer es diagnosticada de cáncer cervical, y tras realizarse varios exámenes para conocer el estado de desarrollo del tumor, el tratamiento a realizar dependerá de varios factores como:
La etapa o estadio del tumor.
El tamaño y forma del cáncer.
La edad y salud de la mujer que lo sufre..
Su deseo de tener hijos biológicos en un futuro.
Así, cuando el cáncer es detectado de forma precoz, se puede curar con la extirpación o destrucción de los tejidos precancerosos o cancerosos utilizando diferentes técnicas en función de los deseos o necesidades de la paciente.
Sin embargo, cuando el cáncer cervical está ya avanzado, el tratamiento puede comprender una histerectomía radical o una evisceración pélvica. En algunos casos además, cuando el tumor se ha diseminado más allá del cuello uterino o si reaparece, se puede usar también radioterapia y quimioterapia.
Fuente: Medline Plus.
Imágenes (por orden de aparición): lululemon athletica/Flickr, amslerPIX/Flickr, TRFPhotography/Flickr y mikemol/Flickr.