La Dra. Castellanos es neurocientífica, estudia la relación cerebro-cuerpo – sobre todo cerebro-corazón -, los mecanismos neuronales implicados en la atención, la regulación emocional y la práctica de la meditación. Además, estudia la influencia del ejercicio físico en la microbiota intestinal.
Me ha sorprendido gratamente lo que Nazareth comenta sobre el cambio de nombre que la ciencia ha introducido para referirse al ser humano. Hemos pasado de ser llamados individuos, que podría significar que no dependo nada del resto, a ser llamados Holobiontes, que significa interacción de vidas.
Los seres humanos somos totalmente interdependientes, y como afirma Nazareth:
Somos la interacción de muchas vidas, la interacción de nuestro cerebro con nuestro corazón, con la respiración, con el intestino, con la postura, con el útero… Somos la interacción con los millones y millones de microorganismos que habitan dentro de nosotros.
Me encanta cómo habla del cerebro, del corazón, cómo plantea esa relación con las diferentes partes del cuerpo, con sus funciones. Por ejemplo, cuando explica cuánto tiempo sería aconsejable que estuviéramos meditando, o al menos, cuánto tiempo sería lo mínimo, lo explica en términos de darle tiempo al cerebro para que se canse de ti.
Aquí comparto su magistral clase magistral:
Muy interesantes los resultados e implicaciones del estudio de los meditadores meditando.
Por una parte, que cuanto más fuerte responde nuestro cerebro a los latidos del corazón, más pensamos en nosotros mismos. Parecería positivo pensar en uno mismo, pero todo con medida, si no caemos en el yo, yo, yo y yo.
Cuanto más nos demos cuenta de nosotros mismos mayor aumenta la sensación de felicidad.
En resumen, cuando practicamos la meditación cambiamos, no sólo la estructura anatómica y funcional de nuestro cerebro, sino de nuestro corazón, intestinos, estómago, …; y sobre todo, se está cambiando la comunicación entre ellos. La meditación favorece la interocepción.
La neurociencia ha aceptado desde hace unos años que tenemos siete sentidos, los cinco sentidos conocidos: vista, oído, olfato, gusto y tacto; más otros dos sentidos que son más importantes para el cerebro, como son la interocepción y la propiocepción.
La interocepción es la comunicación entre todos los órganos del cuerpo, y la propiocepción es la capacidad que tiene nuestro cerebro de saber la posición exacta de todas las partes de nuestro cuerpo en cada momento.