Si bien es cierto que todo nacimos con libre albedrío, también hay toda una serie de cosas sobre las cuales no podemos elegir. Tu herencia genética, la fisiología, la forma en que te han criado, el nivel socio-económico de tu familia, las prescripciones sociales y la suerte fijan límites a la vida de las personas. Incluso si tienes muchas elecciones respecto a cómo cuidar de tu propio cuerpo, por ejemplo, no puedes cambiar tu herencia biológica. Como dijo el gran psicólogo Abraham Maslow: “lo que importa es lo que haces con lo que te han dado, no lo que te han dado”.
La mayoría de los padres lo hacen lo mejor lo que pueden, pero es un cometido para el que la sociedad casi no nos prepara. Así que tal vez, tu crianza fue en parte los que tus abuelos hicieron, otra parte los consejos de expertos que tus padres leyeron y oyeron, otra parte lo que tus padres observaron en otros padres y otra parte las ilusiones y esperanzas de tus padres, una mezcla de conductas por lo general benignas, algunas positivas y algunas posiblemente perniciosas.
Sin embargo, podemos transcender nuestra crianza, incluyendo el dolor y la adversidad incluyendo los traumas, si pasamos de sentirnos impotentes a sentir que tenemos el control. Este cambio no sólo es importante para hacer frente a la crisis, sino que, además, es el indicador más válido de que se va a ser física y emocionalmente sano.
En otras palabras, lo importante no es quienes son tus padres, ni siquiera qué te hicieron o qué hicieron por ti, sino lo que tú haces ahora con tu vida.
En nuestro andar por este mundo, suceden imprevistos, a veces los llamamos fortuna, casualidad, destino, accidente y suerte…, cosas o acontecimientos que no tenemos el poder de cambiar y sobre lo que no tenemos opción, pero que trabajan en nuestra vida. Lo alentador es saber que podemos hacer muchas cosas constructivas si abordamos los acontecimientos traumáticos o adversos de nuestra vida con estrategias, capacidades y aptitudes positivas.
Ahora más que nunca, puedes y debes asumir la responsabilidad de tu propia vida y dejar de ser títere en manos de otras personas o de circunstancias adversas que atravesaste. Como dice Herbert Benson, en su libro Tiempo de sanidad (1961) : “No son las circunstancias de la vida, sino nuestra actitud respecto a esas circunstancias lo que sella nuestros destinos”. Todo empieza que cada uno de nosotros pasemos a la acción. Entre otras cosas podemos;
• Elegir actuar con eficacia, en lugar de encogernos o dejarnos llevar.
• Elegir actuar con dignidad, en lugar de hacer lo que hacen los demás.
• Dejar de permanecer encogidas y débiles. Sí vales, no importa que te hayan dicho lo contrario.
• Aprender y asumir estar cómodas con nuestro poder, en lugar de sentirnos impotentes y víctimas. Usa tu potencial!.
• Conservar nuestros corazones amantes y generosos, sin dejar que las situaciones adversas nos amarguen.
• Arriesgarnos a pensar y actuar de formas diferentes, en lugar de abandonar o ceder.
• Hacerlo nosotras mismas, en lugar de depender de que otros lo hagan por nosotras.
Y lo más importante de todo, necesitamos empezar a pensar qué significa llegar a ser todo lo que somos capaces de ser.
Y eso lo veremos en el día Nro. 2, no dejes de leerlo.