En este post quiero ser muy sincera y comentar sobre experiencias personales, todo con el fin de exponer un tema que me parece muy común en la vida de toda mujer. Después de todo, ¿esto es lo lindo de un blog, verdad? Te permite ser tan personal como desees. Así que, aquí vamos.
Días atrás circulando por redes sociales me encontré con esta frase: “La belleza de otra mujer, no es la ausencia de la tuya”. Les confieso que en el momento que la leí vino a mi mente una etapa de mi vida: el colegio. Y probablemente se preguntarán porqué, bueno aquí está la historia…
Mi etapa en el colegio no fue necesariamente la más hermosa de todas, al menos los primeros años. Solía ser una chica con baja autoestima, de verdad creía que era fea. Siempre pensaba soy muy alta, muy morena, muy tímida, muy aburrida, en fin todo lo opuesto a lo que los chicos les gusta(o eso creía yo). Y para completar mi problema tenía amigas muy lindas, extrovertidas y de baja estatura (porque eso se supone es lo que les gusta a los hombres, aclaro en mi mente). Cargaba con todas esas inseguridades y por supuesto lo reflejaba. Cada vez que iba a salir con mis amigas o asistir a una actividad dedicaba mucho tiempo para maquillarme, peinarme y en general verme linda. He aquí el detalle, mientras estaba en mi casa pensaba: “De verdad me veo bonita, lo logré, hoy voy a llamar la atención”. Sin embargo, cuando me encontraba con mis amigas mi mente comenzaba a traicionarme e inmediatamente empezaba a compararme con ellas y sentía que me veía fea, que ellas estaban más lindas que yo y automáticamente perdía todas las ganas de asistir a la actividad. Por supuesto que lo reflejaba y claramente las salidas no eran exitosas para mí, porque las que socializaban eran mis amigas, yo sólo me dedicaba a acompañarlas y prácticamente pasar desapercibida. ¿Suena al típico problema adolescente? La verdad es que sí, estaba llena de temores que no me dejaban avanzar. Tiempo después recibí ayuda de una profesional, que me ayudó a mejorar mi autoestima y aprender a amar mi esencia. Eso me cambió por completo, comencé a notar mis cualidades, a darme cuenta que tenía muchas cosas que los demás amaban de mí pero que yo no había descubierto y así poco a poco, mi confianza fue creciendo, hasta el punto que puedo decirles que los últimos años de colegio fueron maravillosos, cargados de recuerdos inolvidables, en los cuales me sentí valorada, y verdaderamente apreciada por los demás, a pesar de no ser la típica “alma de la fiesta”.
Ahora, ¿por qué les comento esto? Bueno porque me parece que la frase de la foto es muy acertada, probablemente si la hubiese leído en el colegio me habría ayudado a tener un poco más de perspectiva. Y es que en general creo que todas alguna vez en la vida nos hemos sentido inseguras u opacadas por la belleza de otras mujeres a nuestro alrededor, nosotras mismas nos hemos encargado de llenarnos la cabeza de etiquetas que no nos dejan avanzar y nos hacen vivir infelices. De verdad piensas que sólo las mujeres extrovertidas, delgadas, de baja estatura, con cabello perfecto son atractivas? Pues no, en la diversidad está la belleza.
Ahora, lo importante aquí es que aprendamos a amar nuestra esencia. Tenemos que aprender a reconocer y aceptar nuestra propia belleza. Es tiempo que comiences a notar esos ojos, rasgos, gestos que tienes tan diferentes a los demás o de pronto esas piernas que no pasan desapercibidas ¿verdad? Tal vez, esa serenidad que te caracteriza, la sencillez, inteligencia, dulzura, misterio y más. Todas esas son cualidades que te hacen ser hermosa. Y créanme si hay algo que he aprendido es que los hombres sí lo notan y les gusta. No hay nada más hermoso que una mujer que se conoce a sí misma, que tiene su identidad clara y ama su propia esencia, eso mis amigas es el mayor atractivo para cualquier hombre. Si lo crees, lo reflejarás.
Sin embargo, sé que es un proceso que no se termina sino que se continúa desarrollando día con día. Les puedo decir con honestidad que todavía hay momentos en los que lucho con inseguridades que vienen a mi mente, la diferencia es que ahora decido no darles lugar, decido ignorarlas y estar consciente que son mentiras, que no me definen y que no acepto más en mi vida.
Hoy en día soy una mujer diferente, he aprendido a disfrutar de mi personalidad y también he salido de mi zona de confort. He trabajado mucho en reconocer mis cualidades y en aceptar los elogios y la atención. Aún sigo teniendo amigas muy lindas, sin embargo ya no me siento opacada por ellas, entiendo que nunca seré el alma de la fiesta, pero ya no soy esa mujer introvertida y extremadamente tímida, ahora puedo socializar y reflejar mi forma de ser libremente, porque me gusta. Y una vez que una lo cree, el mundo lo hace también.
Así es que, si estás pasando por un momento difícil, no te sientes valorada o tal vez crees que quieres ser diferente y más parecida a tus amigas, vecinas, hermanas u otras mujeres por favor no creas esa mentira. Eres suficiente y más. Tienes la combinación perfecta para ser hermosa y amada por los demás, solo está en ti empezar a creerlo. Por eso te quiero dejar un reto, realiza una lista de todas las cosas que te gustan de ti, si yo sé que cuesta, pero analízalo muy bien. Esas cosas que tienes que reconocer tus amigas no tienen, es decir ellas pueden muy lindas, pero tienen esa sensibilidad que vos tienes, esa ternura, inteligencia, cabello, pestañas, en fin… La lista no tiene límite. Inicia el proceso, no sigas creyendo la mentira que no eres lo suficientemente interesante y que eres demasiado simple. Dios pensó cada uno de los detalles cuando te hizo, él no se equivocó, y si él piensa lo mejor de ti ¿por qué habrías de contradecirlo?
Recuerda que lo que este mundo te dice es vano, sin sentido. Pero lo que Dios piensa y dice de ti es eterno, eso nadie lo puede cambiar, ni siquiera vos misma. Es tiempo de que te ames, Dios está esperando que lo hagas, él desea apoyarte, abrazarte y sanarte de todas esas mentiras que has creído, sólo déjalo guiarte y tomar control de tu vida.
Te dejo esta frase de un maravilloso escritor, es muy simple y a la vez muy profunda:
“Solo verla caminar a través del salón es una generosa educación” –C.S.Lewis
Nos estamos leyendo…
Mel J