El estrés se presenta de formas distintas según los orígenes de cada individuo: el trabajo, el estudio, las relaciones amorosas y/o familiares, la maternidad como así también la paternidad, las meras responsabilidades, etc.
Es fácil nombrar todas las posibles causas pero lo más importante antes de combatirlo es detectar cómo desemboca en tus potenciales reacciones dependiendo los estímulos que te aborden.
Te notarás con sueño a toda hora del día: Pensarás que es un cansancio físico sin explicación porque luego de desayunar bostezarás.
Te sentirás desganado: El pensar sobre tus proyectos actuales o futuros te costará el triple debido a tu falta de emoción en ellos.
Te alejarás más de tus relaciones laborales / familiares / amorosas: El ser extrovertido quedará en el pasado y llevar una conversación con cualquier persona ya sea de tu círculo de contactos o de afuera se tornará una tarea más agotadora de lo que crees, sin mencionar que las nuevas relaciones que podrías generar no se llevarán a cabo porque preferirás evitar gente.
Presentarás trastornos alimenticios: Puede ser que empieces a comer mucho más a cualquier hora debido a tu falta de energías o todo lo contrario: dormirás mucho más tiempo y comerás la mitad de lo que deberías.
Descuidarás aspectos de tu ambiente hogareño: Puede empezar en cualquier habitación de tu casa. Sin embargo, cada habitación tiene un significado: si el desorden comienza en el baño, es porque tu estrés está enfocado en lo debilitadas que están tus relaciones sociales; si tu cocina está hecha un desastre se debe a que sufres una desvalorización por parte de externos o por ti mismo; si tu cuarto es un desastre, eso demuestra que tienes conflictos personales sin resolver.
Es muy importante saber identificar los problemas para pasar a la solución. Es bueno pensar que el estrés es un ente personificado. La acción de visualizar el problema como algo en concreto y tangible es de excelente ayuda a la hora de “ver” cuales son tus conflictos.
Piensa en alguien que no te agrada y que constantemente te presiona en todo sentido – ¿qué harías con alguien así? El mejor consejo que alguien te diría es que lo ignores, pero con el estrés a veces no funciona del mismo modo.
Tómate el tiempo para hacer una introspección y evalúate a ti mismo. Necesitarás espacio y tiempo para realizar éste paso.
Una vez oí la siguiente frase que dice: “un hombre atareado de la ciudad rechaza toda introspección y sutileza; para él la música es un camino para la introspección“, así que siéntate frente a tu equipo de música y sólo dedícate a escuchar tu música favorita, pensar en ti con los ojos cerrados.
5 consejos para reducir el estrés
Desconéctate de tus obligaciones por unos momentos y empieza a reparar el daño de adentro hacia fuera:
1. Comienza a redecorar tu ambiente hogareño
Un consejo de utilidad es empezar por la habitación que más necesite de un retoque. No obstante, no hablamos de cualquier “retoque”: pinta las paredes de un nuevo color, reorganiza la distribución de tus muebles y si es necesario y si tu situación económica lo permite cámbialos por otros; cambia tus cortinas, etc. Pero sobre todo pinta. La acción de pintar liberará endorfinas que te harán sentir realizado.
2. Reorganiza tu dieta a base de proteínas
Dedícale tiempo a la elaboración de comidas proteicas. Muchas veces recurrimos a comidas pre hechas por falta tiempo ya que le dedicas mucho más al estudio y al trabajo pero el “cuidado del sí”, según Michel Foucault, es algo que no debemos descuidar para nada. Las proteínas incluidas en el desayuno y en la cena te aportarán las energías que te hacen falta.
3. Ábrete a la gente
Siempre se dice que no queda bien que andes contando tus problemas a los demás, pero el guardarlos tampoco te ayuda. Habla con las personas, sé tú mismo y nunca pretendas que todo esté bien cuando no lo está. Verás que siempre alguien te escuchará y, además, ayuda a que te descargues un poco del peso de tus problemas.
El “no llores” es una contradicción; llora todo lo que te hace falta, libera tus penas encerradas y luego piensa en limpio. Jamás dejes que la agonía te cierre la garganta, ya que los sentimientos y emociones desencadenan conversaciones profundas y hasta intelectuales las cuales motivarán tus ganas de ponerte al día. Otra opción para aquellos que gozan de la compañía de una mascota es generar un vínculo con ellos. Si tu mascota es un can, háblale, camina con él, juega con éste, pero sobre todo háblale porque los perros son muy buenos oyentes. La relación que puedes tener con tu perro fortalecerá muchos aspectos de tu psiquis aunque no lo creas.
4. Haz ejercicio físico y mental
Muchos encuentran ésta actividad un tanto complicada debido a que el trabajo les demanda muchas horas del día. Sin embargo, esto se puede solucionar de una manera rápida y sencilla: cambia tu ruta cuando vayas al trabajo, camina más y evita el uso del auto o del transporte público. Si tu trabajo es full time, aprovecha esa hora o media hora de descanso para salir de tu oficina y caminar por los alrededores.
El ejercicio físico mejora tu circulación y tu salud, jamás lo evites. Por otro lado, la actividad física no es la única que debes practicar: mejora tu actividad mental leyendo libros, escribiendo, teniendo conversaciones profundas con tus amigos en vez que ver televisión a solas, participa en reuniones de debate, estudia un idioma o aprende algún instrumento musical porque éstos te “abrirán la cabeza”.
5. Alíviate teniendo un tiempo para ti mismo
Con esto no quiere decir que descuides tus obligaciones ni responsabilidades, pero tampoco dejes que ellas acaben contigo. En la semana o cada dos días (tú determinas la frecuencia) dedícate un tiempo pura y exclusivamente a ti: tu aspecto, tu salud, tu mente, tu cuerpo, etc. Recuerda siempre la frase “mens sana in corpore sano” (mente sana en cuerpo sano).
En conclusión, los cambios pequeños en la rutina pueden llevarte al éxito sin que te des cuenta. Por ello, respira profundo, relájate y comienza el día desde cero. Todo es posible.
SOBRE EL AUTOR
Soy Sofía Hourclé, tengo 23 años y soy escritora creativa y traductora técnica-científica y literaria en idiomas inglés-español. Vivo en Argentina, en la ciudad de Buenos Aires. Me desempeñé como escritora desde que aprendí a escribir, prácticamente. Estudio idiomas ya que considero que son la puerta al entendimiento. Por último, cuento con una trayectoria profesional de profesora de inglés, traductora científica y médica, secretaria bilingüe presidencial, pero sobre todo (y del alma) soy escritora apasionada. Conecta con Sofía en Linkedin.