Con los recortes sociales en aumento y la mayoría de los trabajadores siendo mal pagados, nos enfrentamos a un periodo muy difícil. En medio de tanto estrés y con tantos problemas que resolver diariamente, muchas personas comienzan a padecer ansiedad y depresión. El consumo de antidepresivos y ansiolíticos subieron de manera alarmante, alrededor de un 6% y 3% respectivamente, según los últimos datos manejados.
Los antidepresivos y ansiolíticos buscan mejorar el estado anímico y llevar a la persona a volver a tener una vida plena y satisfactoria. Su uso deber ser pautado y con apoyo psicológico para superar el problema lo antes posible, que no vuelva a reaparecer y no tener que utilizar la medicación siempre. Según nos ha explicado Sandra Fernández, enfermera del ‘Hospital Gregorio Marañón’, “la dosis siempre la debe fijar un médico, y la retirada y forma de ésta, también”.
Antidepresivos y ansiolíticos: forma de utilización
A pesar de que los antidepresivos y ansiolíticos buscan mejorar el estado anímico, cada una trata enfermedades distintas y se utiliza de manera diferente dependiendo del caso, aunque la mayoría de las personas tienda a no hacer distinción entre ellas.
Los antidepresivos tienen que ser recetados por un médico que, estudiando concienzudamente nuestro caso, nos asignará un medicamento y la dosis correcta que debemos tomar. Este proceso es un poco largo y complicado. Lo recomendado es seguir el tratamiento alrededor de seis o nueve meses y, a la hora de suprimir el tratamiento, hay que hacerlo de forma progresiva durante semanas. Los efectos de estos medicamentos se comienzan a observar después de, más o menos, quince días.
Los ansiolíticos son un tranquilizante menor que actúa sobre el sistema nervioso central para disminuir los síntomas de ansiedad. Su utilización debe ser tan corta como sea posible, alrededor de 8 o 12 semanas. Debe ser recetada por un profesional, lo mismo que ocurre con los antidepresivos, y su dosis debe ser marcada por el mismo.
Antidepresivos y ansiolíticos: errores más frecuentes en su utilización
Con ambos medicamentos tienden a cometerse los mismos errores. La persona empieza el tratamiento y al no notar mejoría desde el inicio, la impaciencia les gana y tienden a aumentar la dosis por su cuenta. Aunque, como se hemos comentado con anteriormente, tardan un tiempo en hacer efecto. Este error puede ocasionar que medicamentos no funcionen de forma correcta y que en el futuro esto nos cause problemas.
La supresión brusca cuando experimentamos una ligera mejoría también es uno de los errores más frecuentes. En los antidepresivos, donde hemos comentado que deben utilizarse entre 8 y 12 semanas, se suelen suprimir a las cuatro semanas, cuando el paciente ha recuperado su estado de ánimo, y esto provoca una recaída al poco tiempo.
Nunca debemos olvidar que son medicamentos y que, como tal, llegará un momento en el que desaparecerán de nuestra vida. Un miedo muy común es que, una vez que suprimamos el tratamiento, vayamos a recaer. Esto provoca que los enfermos se nieguen a dar por concluido el mismo y sigan auto-medicándose a escondidas cuando, realmente, no lo necesitan. Por ello, a los pacientes se les recomienda acompañar los tratamientos con ayuda psicológica ya que, si no se cura el problema real, el que llevan interno, tendrán que utilizar la medicación siempre que aparezca el problema que desencadena la depresión o la ansiedad.
El último error habitual, según nos explicaba Sandra Fernández, es que “si los consumes por tu cuenta, y las dosis que tú creas, probablemente acabes creando una adicción e irás subiendo la dosis paulatinamente”. Son productos que actúan en nuestro organismo y, como tales, producen cambios en nuestro interior. Los profesionales los pautan porque ellos saben dónde está el límite pero nosotros no lo conocemos por lo que, decidir por nuestra cuenta dónde se encuentra, nos producirá efectos adversos en el futuro.
Los ansiolíticos y antidepresivos son peligrosos por lo que no hay que ‘jugar’ con sus prescripciones. Escucha a tu médico y sigue sus pautas. Éstos tardan en hacer efecto, pero lo acaban haciendo y notarás los resultados.