Las violetas son unas pequeñas y delicadas plantas silvestres muy aromáticas, de pequeños pétalos morados con forma de corazón. Cuenta la leyenda que las creó Júpiter e incluso están consideradas, por su agradable olor y sus pétalos en forma de corazón, como un símbolo del amor. Pertenecen a la familia de las violáceas, género que cuenta con más de quinientas especies y florece en los meses fríos, en otoño e invierno.
Las violetas calman y relajan, despiertan la energía y la conciencia sobre el cuerpo. Ayudan a reducir los efectos del estrés, la fatiga mental, el insomnio… Poseen un efecto antiséptico, antiinflamatorio, antirreumático, analgésico suave, antibiótico, descongestivo hepático, diurético, expetorante, laxante y estimulante de la circulación. Despeja las vías respiratorias, alivia la tos bronquial y mejora heridas y afecciones cutáneas, sobretodo para el acné y el cuidado de las pieles grasas.
Violetas Silvestres (Andorra)
Antiguamente ya se utilizaban las violetas como un cardiotónico. contra el estreñimiento y el dolor de barriga y hoy en día su majestuosidad ha llegado a las cocinas de los mejores chefs.
Se considera que, de todos nuestros sentidos el olfato es, como decía Platón, el menos divino, pero no deja de ser el sentido más misterioso y excitante, gracias a su capacidad de almacenar aromas. El olfato está vinculado a nuestro gusto o desagrado por algún aroma, es capaz de memorizar las fragancias que recibe, haciendo posible que recordemos momentos cruciales de nuestras vidas.
El olfato es el único de nuestros sentidos concectado al sistema límbico, junto la amígdala y el hipocampo. Por ello los recuerdos de olores tienen un periodo de vida más largo que las imágenes o los sonidos, haciendo posible que los recuerdos que nos llegan a través de los olores se transformen en emociones.
Violetas Silvestres
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