El dolor se produce gradualmente manifestándose principalmente por la mañana, al despertarse, en el momento de apoyar el pie al suelo, pero puede aparecer también después de pasar largos periodos de pie o al contrario después de haber estado mucho tiempo sentados y al levantarnos.
Las causas de la fascitis plantar
Las causas pueden ser múltiples, aunque las más comunes van buscadas en una errata mecánica del pie o por el uso de zapatos inadecuados. El pie plano, como un pie muy arqueado, asociados muy a menudo respectivamente a una rotación interna o externa de toda la extremidad inferior, implican una excesiva solicitación a cargo de la fascia plantar que luego se inflama causando dolor.
También los zapatos con suelas demasiado delgadas, es decir, sin un soporte plantar adecuado, o con tacones demasiado altos pueden contribuir a la aparición del dolor.
El diagnostico viene efectuado principalmente basándose en la exploración física. El dolor o malestar que aumenta en respuesta a una presión directa a la base del talón y que luego irradia en el interior del pie, son generalmente signos clínicos irrefutables de la fascitis plantar. Es posible también reproducir el dolor simplemente llevando todo el pie o solo el dedo pulgar en flexión dorsal(es decir hacia arriba), con el fin de estirar la fascia plantar.
Tratamiento más adecuado
El tratamiento debe ser dirigido principalmente a la reducción de la sintomatología dolorosa para que el paciente pueda caminar de nuevo pronto. Además es necesario intervenir sobre la causa de este problema, que en general reside en una errata mecánica del pie, pero también en alteraciones a nivel de la cadena muscular posterior, que se inserta justo a nivel de la fascia plantar.
En el primer caso es fundamental reajustar la cadera que, rotada o flexionada lateralmente provoca la rotación interna o externa de las extremidades inferiores que luego se traduce en un excesiva tensión en el pie y la fascia plantar.
En el segundo caso, es vital restaurar una correcta activación de los músculos del core que tienen la función de estabilizar la cadera y el tronco durante cualquier movimiento de las extremidades inferiores. Si esta estabilización de parte del core tuviera que ser insuficiente esto implicaría una activación excesiva de los músculos de la cadena posterior (glúteos, flexores del muslo, gastrocnemio y soleo), que causa la inflamación de la fascia plantar. La osteopatía funcional en este caso resulta particularmente útil y decisiva, ya que actúa tanto a nivel estructural, a través de técnicas osteopáticas, para mejorar la mecánica del pie, a nivel funcional, para reactivar los músculos del core.
El descanso está indicado durante el periodo del tratamiento, pero si esto no fuera posible, con el fin de permitir al paciente el poder seguir llevando a cabo su rutina diaria sin empeorar el cuadro clínico, se puede recurrir temporalmente a la utilización de plantillas o soportes especiales para el talón.