Los tratamientos más habituales para aliviar las tensiones musculares suelen ser de frío o de calor, aplicados directamente sobre la parte afectada.
Los tratamientos de calor son diferentes a los de frío. Los primeros se basan en la teoría de que las temperaturas cálidas permiten que los vasos sanguíneos se dilaten y se facilite la circulación de la sangre. Causando así que se mejore la circulación a través del músculo y se acelere el tiempo de recuperación.
Mientras tanto, los tratamientos de frío se basan en la teoría de que las temperaturas más bajas contraen los vasos sanguíneos, ayudando a reducir la inflamación latente que padece el músculo afectado.
Para ser más específicos, hemos agrupado una lista de tratamientos basados en ambos métodos que pueden ayudarte en caso de lesiones musculares.
Radiación infrarroja
Este es uno de los tratamientos con calor más populares, que consiste en una radiación electromagnética que produce una forma de calor transmitida al músculo sin necesidad de estar en contacto directo con la piel. Esta técnica produce una especie de calor seco, que reduce la sensación de dolor, ya que penetra entre 2 y 10 milímetros de profundidad.
Hot & Cold Packs o bolsas térmicas de hidrocoloide
Este tipo de bolsas es bastante común, y pueden conseguirlas en el supermercado o en cualquier farmacia cercana. Están rellenas de una sustancia gelatinosa térmica y por supuesto, la envoltura es resistente al frío y al calor, de manera que puede calentarse en un microondas u olla con agua o enfriarse en el refrigerador sin tener el problema de que se derrita o se congele como piedra.
Electroterapias de alta frecuencia
Entre las más practicadas son las de ondas corta, también conocidas como diatermia y la microonda. La primera logra sus efectos a causa de la intensidad del campo magnético que produce un incremento en la temperatura, a niveles profundos.
Por otra parte, la microondas tiene dosis o sesiones que varían dependiendo de cada caso en particular; el fisioterapeuta debe de tomar en cuenta la sensación térmica del paciente, preguntándole constantemente cómo se siente, de forma que el calor percibido sea agradable y genere una sensación de bienestar.
Almohadilla eléctrica
Esta última opción posee la ventaja de que mantiene una temperatura bastante constante durante el tiempo en que es aplicada. Consiste en producir calor por medio del calentamiento de una resistencia en su sistema interior. Sin embargo, se debe de aplicar con mucha precaución y evitar quedarse dormido ya que el riesgo de quemaduras es bastante alto.
Todos los tratamientos mencionados anteriormente son de uso muy común en fisioterapia. No obstante, cabe destacar que la recuperación de las lesiones musculares lleva tiempo, pero estos procesos, junto con el cuidado adecuado y los medicamentos recetados por el especialista, ayudarán a lograr una recuperación total.
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