Las Lesiones Musculares Más Frecuentes y su Tratamiento en la Fase Aguda En cualquier actividad hay probabilidad de que uno termine por lesionarse los músculos pero,
¿Cuáles son los tipos de lesiones musculares más habituales?
Lesiones Musculares Más Frecuentes
Veamos algunas de las lesiones más frecuentes y cómo deberíamos reaccionar en un primer momento para que la recuperación sea más fácil:
La distensión muscular:
Implica un estiramiento excesivo de las fibras musculares y sus tendones, pudiendo llegar incluso a desgarrarse parcial (desgarro muscular) o completamente (rotura muscular), causando el deterioro del movimiento activo.
Los desgarros (rotura total o parcial de una parte del músculo), son frecuentes en gemelos, isquiotibiales o cuádriceps. Las causas de estas lesiones pueden ser un cambio brusco de temperatura para el músculo, un esfuerzo sobreexpuesto de lo que el músculo puede soportar, o bien, un esfuerzo añadido después del ejercicio, como puede ser acelerones y desacelerones. Si la rotura no supera el 5%, no habrá una gran perdida de fuerza, pero si un malestar alrededor de la zona lastimada, lo que produce un gran dolor al querer contraer el músculo. Una rotura puede tardar unas tres semanas en curarse, siempre y cuando no se hagan sobreesfuerzos.
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La contusión:
Se produce por el golpe o impacto directo de una fuerza externa contra los tejidos blandos, lo que provoca que éstos queden comprimidos contra el hueso duro que hay debajo. Si el golpe es bastante fuerte puede incluso provocar la rotura o desgarro de los tejidos, rompiéndose capilares y causando la correspondiente inflamación. Primeros Auxilios: regla RICES de Fisioterapia.
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El calambre muscular:
Es una contracción muscular espontánea brusca, intensa, incontrolada y dolorosa de uno o varios fascículos musculares. Entre sus causas podemos destacar la alteración metabólica (déficit de irrigación sanguínea y concentración de elementos residuales que irritan las fibras musculares), la deshidratación o pérdida de sales minerales, la deficiencia de la circulación de retorno, los problemas derivados de la edad avanzada, o por ciertas enfermedades.
Se debe a trastornos producidos por pérdida de sodio, potasio y magnesio. No suele presentarse al principio del ejercicio, sino al final, cuando ya se han perdido minerales y se producen los calambres. Aparecen normalmente en gemelos y antebrazos. Para evitarlo, es recomendable tomar sales y minerales para poder recuperar, así como estirar y aflojar los músculos cuando se den los calambres. Primeros Auxilios:
– Realización de estiramientos del músculo afectado.
– Masaje del músculo afectado de forma enérgica, en sentido centrípeto (hacia el corazón).
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Las agujetas:
Son microrroturas que se producen en el músculo como consecuencia de esfuerzos excesivos o desacostumbrados, y para prevenirlas, la intensidad de la actividad debe ir en progresión con el paso del tiempo. Primeros Auxilios:
– Se puede aplicar frío de forma inmediata en los músculos sospechosos.
– Una vez instaurado el dolor, no se aplicará frío, sino calor húmedo. También son efectivos los estiramientos y masajes suaves.
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La tendinitis:
Suele asociarse al exceso de realización de actividad física, aunque también se puede producir por elongación (estiramiento excesivo), contusión (impacto) o degeneración (deterioro o envejecimiento). Esencialmente describe una respuesta inflamatoria que se produce dentro de un tendón. Primeros Auxilios (casos agudos): regla RICES de Fisioterapia.
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La rotura de tendón:
Puede ser parcial o total, con dolor e incapacidad de movilidad cuando participa el tendón afectado. Primeros Auxilios (casos agudos): regla RICES y traslado al médico.
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La sobrecarga muscular:
Se produce por la realización de esfuerzos considerables y/o errores del entrenamiento (p.ej., aumento brusco de la carga e intensidad, recuperaciones incompletas, técnica deficiente, superficie de contacto inadecuada, etc.), y se caracteriza porque el músculo está endurecido, contracturado y poco elástico, existiendo dolor a la presión profunda. Primeros Auxilios:
– De forma inmediata: aplicación de hielo y reposo.
– Días posteriores: aplicación de calor (preferentemente húmedo), estiramientos y masajes suaves.
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La contractura:
Se da en músculos que han tenido que aguantar una sobrecarga durante un tiempo prolongado. Otra razón es el stress, lo que afecta a cuello, hombros, cansancio general… Se produce por la falta de una metabolización adecuada. Al empezar el ejercicio, la lesión es fuerte, y va bajando a la vez que se calienta el músculo, volviendo a ser fuerte cuando se termina, lo que hace indicar que se puede prevenir con un buen calentamiento. Para curarlo, siempre vienen bien baños calientes, masajes o actividades suaves.
Se produce por un acortamiento de las fibras musculares en un punto localizado del músculo, manifestándose a través de una rigidez y endurecimiento del mismo, similar a la sensación producida por una sobrecarga muscular. Suelen establecerse por la realización de esfuerzos de intensidad considerable y/o la tensión acumulada por las malas posturas, gestos bruscos, etc., siendo frecuentes en los músculos de las piernas y de la espalda, especialmente en la zona del cuello (p.ej., la típica tortícolis), trapecio y lumbares. Primeros Auxilios:
- Si se nota la contractura en el momento en que se instaura, debemos aplicar hielo inmediatamente.
- Una vez instaurada la contractura, el tratamiento se caracteriza por la aplicación de calor (preferentemente húmedo), reposo, estiramientos y masajes suaves.