Gratis, es la palabra que siempre reclama nuestra atención y suele ser el recurso buscado para hacer, tener, poseer o decidir. Buscamos lo gratis y nuestros ojos nos hacen despertar cuando vemos el adjetivo «GRATIS» en nuestro deambular diario.
Regateamos y negociamos para arañar un mejor descuento, un mejor precio o el regalo por ser un gran amigo de «toda la vida», por ser el «fabuloso cliente» que un día compró dos plátanos o simplemente por «nuestra cara bonita».
Pero ahora vamos a cambiar las tornas. ¿Cuánto valor tiene lo tuyo para ti? ¿Lo darías gratis? ¿Qué pasa que lo tuyo es diferente, tiene más valor o te llevó más tiempo fabricarlo?
¡Qué comodidad, qué egoísmo y qué error pensar que el hecho de conseguir, lograr o tener debe ser gratis! ¡Qué fácil! ¿No?
Pero nada en la vida es gratis, ni debe ser gratis porque le quitas valor. Todo tiene un precio, porque hasta eso mismo que tú aceptas como gratis, siempre tiene un costo: mala calidad, producto defectuoso, análisis poco profundo e incluso una dádiva o favor que algún día te será cobrado.
No amigo mío, no. Aunque parece que todos nos quedamos hipnotizados cuando vemos u oímos la palabra GRATIS, en la vida no hay nada gratis ni debe de serlo.Todo requiere esfuerzo, estudio, trabajo, dedicación, constancia, determinación, acción, valentía, entrenamiento, trabajo duro...
A lo alto de la montaña no se llega sin escalar, ¿o sí?
Lo siento, cualquier cosa que quieras conseguir tiene un precio, el que sea y además, cuanto menos valor tenga, más deberías preocuparte del resultado final.
No he conocido a nadie que haya conseguido su sueño —llegar a su propio podio de los triunfadores— gratis y sin haber pagado un alto precio en el camino.
El amor, el trabajo, la educación, la familia, el descubrimiento, la creación, la invención, el arte, ni ningún fruto se obtiene gratis y si fuera así, ¿qué valor tendría?
La palabra gratis suena a mediocre, vago, perezoso, cómodo, cobarde y egoísta. El esperar a que te den, a que te resuelvan, a que te regalen, a que todo mejore, a que el mundo cambie gratuitamente y sin esfuerzo alguno, es una pérdida de tiempo que siempre conduce a mantener la misma situación durante más tiempo o incluso empeorarla.
¿Te imaginas este anuncio?: ¡Descárgate gratis tus sueños! ¡Descárgate gratis el amor de tu vida! ¡Descárgate gratis la carrera universitaria que desees! ¡Descárgate gratis un fabuloso empleo! ¡Descárgate gratis una vida fantástica! Suena a cachondeo, ¿Verdad?
La vida no es gratis, ni nada debiera ser gratis. Tienes —mejor dicho—, tenemos que valorar todo lo que hay y existe a nuestro alrededor, y no podemos menospreciar ni minusvalorar el trabajo de nadie, ni nuestra propia capacidad para conseguir aquello que pretendemos o que deseamos.
Deberíamos rehuir de todo aquello gratuito porque es el camino hacia la mediocridad. El crecimiento personal, laboral, familiar, educacional.., siempre tiene un precio y cuanto más alto, cuanto mejores sean sus semillas, mejores frutos.
Víctor Küppers, habla en sus conferencias de que las personas somos como bombillas porque transmitimos luz; unos, los mediocres, los que van por la vida de gratis, la transmiten con una potencia de 10 watios dando muy poquita luz; otros, los que pagan un precio, transmiten con una potencia de 30.000 watios iluminando todo a su paso. ¿Tú con qué potencia quieres transmitir esa luz?
Nunca podrás recibir luz, si nunca transmites luz.
No permitas que tu vida te salga gratis, porque posiblemente nunca aportes un valor importante a la vida.
Por favor, no dudes en compartirlo. Un alto porcentaje de lectores como tú así lo hacen y ayudan a otras personas. Muchas gracias.
Y si quieres déjame tu consulta en este formulario e intentaré responderte cuanto antes.