Fuente: Feralbt
El sol es una excelente fuente de vida, siempre que se tome con moderación, pues estimula la síntesis de vitamina D, imprescindible para el desarrollo corporal infantil, el aumento de la resistencia de la piel a las agresiones externas y las defensas.
Sin embargo, hay que actuar con cierta prudencia para evitar que la acción de los rayos solares dé lugar a quemaduras, al típico golpe de calor y en último extremo, a una insolación.
Éstas son las recomendaciones de las enfermeras Raquel Álvarez y Mª Carmen Sánchez.
La quemadura solar es una reacción de la piel a la exposición de los rayos ultravioleta. Los síntomas más comunes de una quemadura solar van desde el enrojecimiento de la piel hasta la aparición de ampollas, fiebre, etc. Las quemaduras solares raramente son causa de muerte.En caso de que la quemadura sea poco intensa se deberá?
Separar al niño del sol (ponerlo a la sombra o en una habitación fresca).
Aplicar apósitos o paños húmedos con agua fría por espacio de 10-20 minutos.
Repetir tal aplicación cada 2-3 horas hasta la remisión de los síntomas.
Administrar líquidos (frecuentes sorbos de agua o solución oral rehidratante) para reemplazar los líquidos perdidos.
Puede administrarse algún analgésico oral para el dolor de cabeza.
En caso de que la quemadura sea intensa es necesario acudir a un servicio de urgencias lo antes posible.
La deshidratación se produce en los niños por excesiva sudoración o pobre ingesta de líquidos. Por tanto, es preciso ofrecerles agua a temperatura ambiente con mucha frecuencia para el mantenimiento de líquidos en su organismo. Es por ello que nunca hay que olvidar en días calurosos llevar una o varias botellas de agua para que el niño vaya hidratándose.
El golpe de calor se produce cuando el organismo se ve sometido a altas temperaturas o a un ejercicio agotador. Se caracteriza por intenso dolor de cabeza , alteraciones de la visión, vómitos, dificultad respiratoria , tensión baja, palidez, vértigos y fiebre (puede llegar hasta los 41º).
En estos casos hay que trasladar al niño a una zona con sombra y enfriar el cuerpo aplicando compresas templadas para así intentar bajarle la temperatura. Es importante recordar que esta bajada de temperatura debe realizarse de forma gradual , por lo que no es conveniente la aplicación de hielo. Si con ello no mejora y aparecen vómitos o pérdida de conocimiento, hay que trasladarlo cuanto antes al Centro Sanitario más cercano.
La insolación se caracteriza por la presencia de náuseas y vómitos, piel caliente, ausencia de sudor, cara enrojecida, elevación de la temperatura corporal, dolor de cabeza, malestar, agitación y, en ocasiones, pérdida del conocimiento. Debemos acudir a un centro sanitario de inmediato. Para evitar el empeoramiento del cuadro se deben adoptar las mismas medidas que en caso del golpe de calor.
Para evitar estos posibles efectos adversos debemos adoptar una serie de protecciones importantes?
Recuerda que?
Los bebés y los niños son más sensibles al calor ya que todavía la capacidad de autorregulación de la temperatura corporal es inmadura ( a diferencia de los adultos).
Debes evitar la exposición directa del sol en menores de seis meses ya que su piel es más fina y sensible, por lo que pueden producirse quemaduras solares de carácter grave. Es importante evitar las horas centrales del día, en las cuales el calor es más intenso y proteger al bebé siempre con gorro, sombrilla en la silla de paseo y protección solar. Así como ofrecerle habitualmente agua u otros líquidos para asegurar una correcta hidratación y vestirle con ropa ligera de tejidos suaves como el algodón.
El protector solar también es importante. Se recomienda mínimo un factor 15 y que sea resistente al agua (en caso de estar en playas o piscinas)sin olvidar que cuanto menor sea la edad del niño más alta ha de ser la protección solar (factor 30). Los niños con piel más blanca, cabello rubio y ojos claros necesitan más protección. Antes de aplicarlo en su totalidad por la piel, se debe probar primero en la muñeca del niño, para asegurarnos de que la piel tolera el producto y no provoque una reacción alérgica. Asimismo es importante aplicar el protector media hora antes de salir de casa y posteriormente cada dos horas.
La existencia de nubosidad ligera no impide el paso de las radiaciones solares ya que el 90 % de las mismas no son filtradas por las nubes, por tanto si no se toman precauciones pueden presentarse igualmente serias quemaduras en la piel. Algo parecido sucede con los días de viento en los cuales se piel se reseca.
Si nos encontramos en la playa o la piscina, cuando salgan del agua los niños deben secarse ya que las gotas de agua actúan como una lupa intensificando la acción de los rayos solares.
Artículo original escrito por:
Mª Carmen Sánchez Velázquez
Especialista en Enfermería Familiar y Comunitaria
Raquel Álvarez Aliste
Especialista en Enfermería Familiar
y Comunitaria
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