A menudo no entendemos qué le sucede a nuestro paciente con dolor ósteo-articular, y lo que es peor no entendemos porqué le ocurre. Frecuentemente está diagnosticado (como si el que realizó diagnosticó tuviera claro lo que le sucede) con algún término que acaba en "…itis" o "…algia" o la siempre socorrida "contractura". Siendo francos creo que en un gran número de ocasiones no acertamos a entender porqué nuestro paciente sufre determinada dolencia.
¿Qué fisioterapeuta no se siente varias veces al día desorientado ante la evolución clínica de su paciente?. Dos ejemplos: hombre de 47 años médico, experto en prevención de riesgos laborales que trabaja en una multinacional y experto en ergonomía. Acudió a mi consulta por una cervicalgia de seis meses de evolución y tras diversos tratamientos médicos y fisioterapéuticos, se sentía desconcertado ya que su entorno laboral-postural podía considerarse como óptimos: "algo tengo que estar haciendo mal pero no sé el qué" , su problema en realidad era su obstinación a la hora de acotar los posibles factores causales únicamente al terreno laboral-postural.
Segundo caso: varón fisioterapeuta de 28 años y especializado en Pilates y control motor (y un cuerpo perfectamente trabajado) que padece una hernia discal L4-L5 desde hace más de un año con varias ciáticas derechas recurrentes."¿cómo es posible que yo tenga una hernia discal?". Durante ese tiempo ha sido diagnosticado de sacroileitis derecha, síndrome del piramidal, ciatálgia y finalmente de hernia discal L4-L5 tras la realización de una resonancia magnética nuclear.
Tener una visión holística de nuestro paciente, es decir una visión bio-psico-social, (de su nutrición, de su estrés, de los posibles alteraciones emocionales) no garantiza incluso suponiendo que el diagnóstico y tratamiento sean adecuados, que nuestro paciente supere su dolencia, en ocasiones hace falta la colaboración de un psicólogo y aún así nos encontraremos con pacientes que de momento no pueden o quieren superar una situación difícil. Pero esta visión amplia nos posibilita entender mejor lo que le sucede al paciente, lo que facilita y racionaliza el tratamiento de terapia manual , enfocándolo de una forma más eficaz, comprendiendo porqué unas ocasiones un paciente evoluciona de forma satisfactoria y otras ocasiones ante una dolencia y tratamiento similar el paciente no evoluciona.
En el caso de los dos ejemplos expuestos, en el primero, detrás de la cervicalgia estaba un estrés peculiar, su empresa estaba sufriendo un proceso de reestructuración y su puesto de trabajo corría peligro, se sentía incapaz de desconectar de esta situación laboral,(según la medicina tradicional china esta emoción afectaría al estómago provocando una rigidez dorsal y contractura Interescapular izquierda y de forma compensatoria hiper-movilidad cervical con todas sus consecuencias patológicas. El segundo caso, era más sencillo, simplemente el paciente tenía cierta intolerancia al gluten no diagnosticada (provocada por su aumento de consumo de pasta paralelo al aumento de ejercicio físico que ha realizado los últimos años), situación que prácticamente no le había dado problemas (un poco de anemia, alguna diarrea…) pero si le había irritado el intestino delgado provocando la adaptación peculiar que esta situación provoca (leve escoliosis lumbar izquierda, apertura iliaca derecha por el aumento del tono de la cadena muscular de apertura ) y que facilitaba la inestabilidad en la zona lumbar baja sobre todo a nivel de la 4ª y 5ª vértebras lumbares facilitando que ante cualquier gesto la cuarta lumbar se bloqueara en FRSi allanando el camino hacia la lesión discal. Por supuesto que en ambos casos la terapia manual era imprescindible, pero hacía falta algo más, en el primer caso era esencial que el paciente fuera consciente de su situación emocional y del vínculo que esta situación tiene con su dolor cervical ( en muchas ocasiones el ser consciente es suficiente para que la situación emocional no se somatice, es lo que se llama biodescodificación) un adecuado tratamiento de plantas medicinales complementará el tratamiento y facilitará que ahora sí, la terapia manual sea eficaz. El segundo caso era fundamental añadir los cambios nutricionales necesarios para mejorar el intestino delgado.
En muchas ocasiones los fisioterapeutas no debemos analizar únicamente los síntomas a nivel músculo-esquelético, de lo contrario nos acabaremos pareciendo a ese individuo desorientado que se fijaba sólo en la punta del dedo, en vez de fijarse hacia donde apuntaba el dedo. Lo anteriormente dicho, visión biopsicosocial como mejor antídoto .
Roberto Junquera Landeta