La sexualidad, entendida como el conjunto de condiciones anatómicas, fisiológicas y psicológicas que caracterizan a cada persona en función de su sexo, es un pilar básico en la salud mental. Asimismo, el constructo también hace referencia al apetito sexual y a los fenómenos emocionales y conductuales vinculados al sexo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) entiende la salud mental como un estado de bienestar en el cual cada individuo desarrolla su potencial, puede afrontar las tensiones de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera, y puede aportar algo a su comunidad. Los profesionales de la salud mental entendemos que ésta existe en el momento en que diferentes esferas vitales de la persona gozan de bienestar y estabilidad, eso es, la esfera familiar, la laboral, la social, entre otras, así como la sexual.
En los años 60 y 70, Masters y Johnson, considerados como unos de los primeros en estudiar y elaborar teorías sobre la sexología, expusieron que los problemas sexuales a nivel individual y conyugal conllevan a una insatisfacción que deriva en un deterioro personal y familiar significativo. En esta línea, numerosos estudios demuestran que el malestar sexual es una de las primeras fuentes de conflicto maritales.
Es por eso que creemos de especial relevancia difundir conocimiento acerca de la relación entre el deseo sexual y salud mental.
¿Cómo cuidar mi salud sexual?
La autoexploración es un primer paso en el recorrido del aprendizaje sexual. Es importante dedicar espacio y tiempo a la autoestimulación erótica con la finalidad de aprender del propio deseo sexual en el propio cuerpo. Potenciar el autoconocimiento en esta área propiciará una mayor expresión de nuestros deseos y, consecuentemente, facilitará la experimentación sexual placentera que deseamos.Además, para cuidar la salud sexual también se pueden recurrir a estrategias cotidianas como planear encuentros eróticos, individualmente o en compañía, buscar estímulos que favorezcan el deseo y darse espacio para sentir y disfrutar, todo con la finalidad de conectar con la fantasía deseada.
Salud sexual y salud mental
Estudios científicos demuestran que las hormonas y sustancias químicas secretadas durante la práctica sexual pueden reducir los síntomas de la ansiedad y la depresión. Entre estas hormonas, se encuentran la dopamina, las endorfinas y la oxcitocina. Esto también sucede en el caso de realización de otras actividades placenteras, como por ejemplo la práctica de ejercicio físico. En ambos casos, se activa el sistema de recompensa y favorece significativamente el estado de ánimo.A la vez, existen otras sustancias químicas que se ven disminuidas con la práctica sexual, concretamente el cortisol, que es la principal hormona que secretamos ante situaciones estresantes.
Conclusiones
No es la frecuencia en las prácticas sexuales ni la cantidad de ellas lo que repercutirá en tu salud mental y bienestar emocional, sino la comodidad y confianza con las que tengan lugar.Cuidar de tu salud sexual y, por ende, de tu salud mental, es tan importante como cuidar de tu salud física, por eso te recomendamos que acudas a un sexólogo especializado en el caso de que no te encuentres satisfecho o satisfecha en esta esfera de tu vida.
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