La costra que se ha creado cubriendo la micropigmentación está empezando a separarse, y si os soy sincera, da bastante grima.
Ese hecho ha dejado paso a la verdadera coloración, algo más suave, menos oscura. En casa gusta más, tan oscura no terminaba de encajar. A mí me da exactamente igual. Estoy como un niño pequeño con disfraz nuevo, aunque al hacerme las curas se empapa el sujetador y, como daño colateral, estoy dejando un par de cercos “aureolares” similares a los que marcas cuando estás dando el pecho a un lactante. El sábado, por ejemplo, cualquiera que me viese pensaría que había dejado al niño con los abuelos, porque la marca era imposible de ocultar. Si alguien se hubiera atrevido a preguntar, en ningún momento le habría negado esa versión
Esta semana ha tocado prestar atención (a nivel médico) a mi estómago. Detrás de cada comilona navideña, el proceso ha sido el mismo: naúseas, vómitos, descomposición estomacal, y un intenso dolor en la boca del estómago que me ha quitado bastantes horas de sueño. Tras una primera consulta al médico de familia, subí la dosis de Omeprazol, pero ni aún así calmé el dolor, ni tampoco las vomitonas de Navidad y Año Nuevo. Por eso ayer volví a la consulta, y me han mandado una prueba de aliento para ver si tengo una bacteria en el estómago. Ya os contaré resultados, porque a todo el mundo que le he preguntado y se ha hecho esta prueba le ha dado positivo.
Es evidente que la quimio ha “maltratado” muchos de mis órganos internos, por aquello de a grandes males, grandes remedios. Y me temo que poco a poco iré siendo consciente de cada uno de ellos, por eso intentaré trasmitiros síntomas, remedios y pruebas, por si os puede ayudar en algo, aunque sea en autoestima, sabiendo que no os pasa nada parecido y estais sanos como manzanas.
Me voy marchando, que tengo la agenda cargadita para esta tarde y hay que empezar a organizarse.
Os leo!!