Esta es mi sensación desde el verano. Estómago, colon, riñón, pecho, vesícula, ecografías, placas, tac, resonancias…Escucho que “por ahora no hay nada pero hay que revisar” tantas veces que empiezo a no procesarlo. De ahí mis carreras mirando hacia atrás, viendo cómo el tornado me pisa los talones.
Ayer tuve mi revisión semestral de oncología. Mis marcadores están bien, la mejor noticia en mucho tiempo. Peeeeeeeeero, como en los últimos meses he tenido mucha actividad médica, vamos a terminar con lo que tenemos pendiente para quedarnos tranquilos. Eso, traducido al lenguaje de citas médicas, ha significado adelantar ecografía abdominal y los especialistas que puedan sacar algo de información de ahí: cirugía, digestivo y ginecología. Menos mal que sigo de baja médica por los quirófanos, porque iba a justificar mas ausencias que la Reina Sofía ante los whatsapp de Juan Carlos (chiste monárquico malísimo, lo asumo).
Mi espíritu aventurero empieza a estar cansado de tanto correr, no consigo pasar una semana entera sin tener alguna consulta o prueba médica. Los nervios ayer en la consulta fueron desagradables, la mañana entera me mantuvo con las pulsaciones aceleradas y el carácter agrio. Cuando llegué al sofá, parecía que hubiera nadado los 1500.
A todo esto, mi vida sentimental dentro completamente del torbellino. Y mi día a día que no sabe parar. Bailes, clases, carreras… Tantos frentes abiertos que necesito empezar a cerrar uno a uno. Pues manos a la obra. Me acompañas??
Feliz fin de semana extrañamente caluroso. Os leo!!