Satya en sánscrito significa verdad; es el homólogo a la aletheia griega. ¿Por qué es importante la verdad? ¿Por qué es importante este punto? Porque la verdad es una cualidad que escasea; la verdad casi siempre está velada; la verdad es la enemiga mortal de la mentira, y la mentira y sus agentes, siempre están al acecho para silenciar y ocultar la verdad.
El practicante de yoga ha de conocer la palabra satya y tenerla siempre presente. ¿Qué sucede? Que en el mundo hay millones de practicantes de yoga, pero solo unos pocos conocen y expresan satya. ¿Por qué? Porque la naturaleza de la mentira es ocultar la verdad.
Satya significa la búsqueda de la verdad ante todo, y la expresión de esa verdad a través de nuestras palabras y actos.
A menudo se interpreta satya como “no decir mentiras”, a modo de mandamiento. Esto es muy simplista y una estratagema de la mentira para ocultar el verdadero significado de satya. ¿Qué sucede? Que la interpretación simplista de esta palabra induce a tomarla a la ligera. Los yamas apenas se enseñan; los preceptos se interpretan como algo simple: ahimsa (no ser violento), satya (no decir mentiras), asteya (no robar)… Y así, en breves pinceladas nos saltamos el primer peldaño del yoga y pasamos al segundo, el Niyama, que se interpreta igual de simple para pasar al tercer peldaño, las Asanas. ¡Ah, este sí, este sí que me gusta! Vamos a hacer estiramientos, vamos a “hacer yoga”, que el yoga es eso, “hacer estiramientos”. He aquí el triunfo de la mentira.
Satya es la búsqueda de la verdad y su posterior expresión. Satya es el segundo punto más importante del yoga después del amor. Lo repito por si aún no ha quedado claro.
“Buscad la verdad, y la verdad os hará libres” Juan 8:32
¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Adónde vamos? ¿Cuál es nuestra verdadera naturaleza? ¿Cuáles son las fuerzas que rigen nuestra vida? ¿Cómo está organizado este drama cósmico? ¿Quiénes son los maestros de marionetas? ¿Cuál es la naturaleza de la mentira? Buscad la verdad.
Evidentemente no hallaremos todas esas verdades de golpe, y su búsqueda nos puede llevar toda una vida o toda una serie de vidas, pero no hay que perder de vista nunca el concepto de satya.
Satya aplicado a la ética y moral se interpreta como “no decir mentiras” o “ser veraces”. Esto está presente en la mayoría de tradiciones. Cada vez que mentimos, colaboramos con las fuerzas de la mentira en perpetuar la mentira. Por eso, hemos de procurar ser siempre veraces.
Pero ser veraces es mucho más que “no decir mentiras”. Ser veraces es ante todo ser coherentes entre lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos. Esta es la palabra clave de satya aplicada a la moral: COHERENCIA.
Es difícil ser coherente porque podemos decir todo lo que pensamos, pero luego a la hora de actuar, no es tan fácil hacer lo que decimos. “Practicar lo que se predica”, eso es coherencia; y creedme, no es nada fácil ser coherente, nada fácil… Yo reconozco que tengo que perfeccionar mucho mi satya, al igual que mi ahimsa. No soy coherente en muchas cosas y mi corazón aún no expresa del todo el amor. Pero este camino de evolución sirve para eso, para perfeccionar nuestras virtudes.
De este modo, si queréis encontrar un buen maestro, fijaos en su ahimsa y en su satya. Que no os impresionen sus palabras, ni su flexibilidad a la hora de hacer asanas, ni su cara de iluminado al meditar. Fijaos en su ahimsa y en su satya; fijaos en cómo expresa el amor y la verdad.
Decía Swami Sivananda, un gran maestro de yoga, que no debemos esperar a dominar un peldaño para pasar al siguiente peldaño del yoga, pues nunca pasaríamos del primero. Hemos de trabajar conjuntamente todos los peldaños del yoga (ética, moral, ejercicios físicos, respiraciones, meditación…). El problema es que a menudo nos creemos que hemos superado e integrado los primeros peldaños. El problema es que la mentira se camufle de virtud e ilusión y olvidemos la importancia de los primeros peldaños del yoga. La mentira triunfa cuando nos creemos que somos virtuosos sin serlo; cuando nos engañamos a nosotros mismos pensando que dominamos el yoga.
5ª lección del curso de yoga para intermedios
Aimar Rollán (Gopal)