Seguro que te estás preguntando cuál es ese reto tan difícil que te voy a proponer este mes...
Empezamos el 2014 como campeones, con un reto de los complicados: disminuir el consumo de azúcar. En febrero fui buena y sólo te pedí un minuto, mientras en marzo nos acostumbramos a cambiar nuestro pan de siempre por un más beneficioso pan integral. Ya metidos de pleno en la primavera, abril nos retó a introducirnos en el mundo del mindful eating y junio nos trajo, junto con el verano, la urgencia por ponernos un poco en forma con ejercicios fáciles, aunque fuera sin levantarnos de la silla.
Seis rutinas para los primeros seis meses del año que hemos incorporado a nuestra vida y que están teniendo un impacto significativo en nuestra salud. Ahora, cruzando el ecuador del año, es el momento ideal de hacer balance para ver si hemos cumplido nuestros objetivos mensuales y si éstos nos están acercando a las metas que queremos alcanzar antes de que, una vez más, nos reunamos a tomar las uvas y dar la bienvenida a un nuevo año.
¿Estás satisfecho de lo que has conseguido?¿Crees que tu rumbo es el correcto? ¿Necesitas repasar algo de lo que escribiste en tu agenda el 1 de enero? No se trata de atormentarse por lo que hayamos hecho mal o por lo que hayamos dejado de hacer: el objetivo es visualizar de nuevo cuáles son nuestros sueños (recuerda que "para el que no sabe a dónde va, no hay vientos favorables") y, si es necesario, rectificar el rumbo ahora que aún tenemos por delante la mitad del viaje.
Haciendo mi repaso de estos seis meses, me he dado cuenta de que nuestros retos han ido siempre encaminados a adquirir hábitos positivos... Pues, como dicen en el circo, vayamos ahora a por el "más difícil todavía": eliminar hábitos negativos.
Está demostrado que nos cuesta mucho más eliminar un mal hábito que adquirir uno bueno, aunque en realidad los dos procesos algunas veces vayan íntimamente unidos. Por ejemplo, cuando asumimos el reto de añadir menos azúcar al café, estábamos desterrando la costumbre o el mal hábito de "añadir azúcar al café" ¿verdad?
Pensemos, repasemos nuestra rutina diaria.... Puede que tengamos hábitos saludables, que hayamos ido superando los retos de este blog y los propios con sobresaliente, pero todos tenemos aún por ahí algo que podemos mejorar, algo que sólo nosotros podemos identificar y que si dejáramos de hacerlo supondría un beneficio para nuestra salud...¿o no?
Suelen ser actos semiautomáticos que realizamos de forma casi inconsciente tras un desencadenante en un proceso del tipo estímulo-respuesta. Quizás si acostumbro a comer mientras veo la tele, desde que la encienda, el estómago reclamará comida o puede que, a fuerza de repetirlo, experimentes una verdadera necesidad de comer algo cada vez que te desvelas por la noche, o que, por haberlo hecho siempre así, eres incapaz de disfrutar de una tarde de cine sin el cubo de palomitas XXL ...
Nos va a ser difícil romper este vínculo entre el estímulo y la respuesta, pues muchas veces el primero , aunque lo identifiquemos, puede ser difícil de evitar en nuestra vida diaria, y de ahí la complejidad de este reto. Unamos a eso que debes ser tú quien investigue en tu propio ayuda externa, como un familiar o un amigo, que sepa lo que nos proponemos y rompa el círculo si vamos a caer en él de nuevo, sobre todo en los casos en que es difícil evitar el estímulo y tenemos que recurrir a bloquear la respuesta.
comportamiento hasta dar con esa mala costumbre que está perjudicándote. Una vez hecho esto, identifica el desencadenante y evítalo en lo posible o bien idea cómo puedes conseguir que no obtenga la respuesta de siempre. A veces será necesario alguna
Veamos un ejemplo de cómo identificar y eliminar el desencadenante:
Si hacemos nuestras 5 comidas equilibradas a lo largo del día, el desencadenante de nuestro picoteo constante no va a ser el hambre, sino que más bien el aburrimiento, el estrés, un enfado, la ansiedad o simplemente ver u oler algún alimento apetecible. Supongamos que, como estamos en verano, te gusta el agua fría y cada vez que abres la nevera te encuentras de frente con una serie de alimentos que te dicen "cómeme" Inconscientemente alargas la mano hacia ellos y tomas un pedazo, acción que repetirás sin darte cuenta cada vez que vayas a beber agua.
¿Qué puedes hacer? En primer lugar puedes tener varias botellas pequeñas en la nevera, sacarlas de una en una y llevarlas contigo para no tener excusa para ir a la cocina cada 15 minutos. Además, podemos quitar de la vista como ya aconsejamos aquí las tentaciones que esconde la nevera ("ojos que no ven...") e incluso ayudarnos de simpáticas herramientas como el cerdito que me regaló mi hermana y que gruñe a todo volumen cada vez que abres la nevera. Si además los que conviven
contigo saben lo que estás intentando y se comprometen tanto a no dejar nada a la vista como a recordarte tu objetivo cuando tu voluntad flaquee...¡tienes mucho camino ganado!
Así que ya sabes, la pelota está ahora en tu tejado. Este mes eres tú el que elige su propio reto y espero que, como en las demás ocasiones, lo superes con éxito. Al igual que en el resto de nuestros retos: ¡comenzamos los 21 días!
¡Cuéntame qué reto has elegido!
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