Organiza tu tiempo
Tanto si se dispone de vacaciones como si no, lo mejor que se puede hacer es planear las cosas con antelación, así evitaremos el estrés de última hora y podremos dedicarnos a lo que más nos gusta, aquello que más feliz nos hace.Cuando se tiene el papel del anfitrión es bastante común sentirse agobiado por querer agradar y sorprender a todos los invitados, a la vez que obligado a preparar abundantes y sofisticadas comidas. Nos olvidamos que lo más importante no son los platos que se sirven en la mesa, si no la gente que se sienta a su alrededor. Existen tres opciones alternativas:
Cocinar un plato habitual en el recetario, a veces en la sencillez está el éxito. Además, es aconsejable escoger una receta que permita prepararla con horas de antelación para no pasar más tiempo del necesario en la cocina.
Encargar platos preparados a establecimientos dedicados a ello, son totalmente caseros y ofrecen una gran variedad.
Compartir el trabajo para no ser responsables de todo. Cada uno puede aportar una parte del menú y así la responsabilidad no recae en una sola persona o unidad familiar.
Posiblemente junto con la preparación de la cena, la búsqueda de los regalos sea la otra gran prueba a superar en Navidad. Tiene su parte buena y su parte mala: por una parte está la alegría que refleja el rostro de un ser querido cuando desenvuelve su regalo y la satisfacción de haber acertado; pero por otra parte, también hay que tener en cuenta los dolores de cabeza por no contar con suficiente presupuesto o por no encontrar lo que teníamos pensado. Un buen método para que esto no ocurra es elaborar una lista que contenga los nombres de las personas a las que se pretende regalar junto con el presupuesto del que disponemos para cada una de ellas, de este modo evitaremos hacer un agujero en nuestro bolsillo. Además, si lo que se pretende es ahorrar dinero, siempre se pueden elaborar regalos artesanales pensando en los gustos de la otra persona.
También hay tiempo para el ocio
La Navidad debieran ser una fiesta empleada en dejar atrás los malos momentos del año para poder empezar enero con una sonrisa y fuerzas renovadas. Por ello, además de obligaciones y responsabilidades hay que hacer un hueco al ocio, la diversión y por qué no, también a la relajación.Para aquellas personas que comparten la vida en pareja las navidades suponen la ocasión ideal para disfrutar el uno del otro, renovando el amor y la pasión. Entre las alternativas más destacables se encuentran:
Practicar algunos deportes propios de la estación, como el esquí o el patinaje sobre hielo, ya que ayudan a liberar las tensiones acumuladas tanto por la vida social como profesional durante todo el año, a la vez que mejoran el estado de ánimo.
Acudir a un balneario para disfrutar juntos de un momento de relax con el que, además, recargar las pilas para la llegada del nuevo año.
Planear o improvisar una escapada romántica en estas fechas es para muchos la mejor manera de soportar las obligadas, en algunos casos, cenas con la propia familia así como con la política.
Las familias numerosas y con niños pueden aprovechar de la mejor manera estas fechas que ya sabemos son muy esperadas durante todo el año. Sin duda en estos casos la felicidad se encuentra en los pequeños detalles. Por ejemplo, decorar la casa con adornos navideños en familia puede ser una excelente oportunidad para crear lazos afectivos entre padres e hijos. Además, de este modo, los más pequeños contagiaran de alegría e ilusión a los adultos.
Sin embargo, no hay que olvidar a las personas que viven solas. Pese a la creencia popular de que estas fechas no son aptas para vivirlas en soledad, disfrutar de tiempo libre para uno sólo también tiene sus ventajas. Los últimos días del año son el marco perfecto para reflexionar sobre el presente y el pasado, y mirar con optimismo hacia el futuro.
Reuniones en familia
Las grandes cenas en familia propias de esta festividad no siempre agradan a todos por igual, la tradición se ha ido perdiendo y hay para quienes con frecuencia suponen una obligación. Aunque la opción fácil es no asistir, y es totalmente respetable, reunirse con la familia en estas cenas puede ayudar a olvidar viejas rencillas, perdonar errores pasados y fomentar el recuerdo de los buenos momentos vividos juntos.Es importante saber escoger el asiento a ocupar esa noche. Es imprescindible evitar a las personas con las que se tiene peor relación.
Evitar tratar temas conflictivos como política, economía o trabajo y, por supuesto, ‘los trapos sucios’. En cambio hay que fomentar compartir experiencias del pasado que creen buen ambiente y permitan la participación de todos.
No extender demasiado la velada y saber retirarse a tiempo es vital para regresar a casa sin que la cena haya afectado a nuestro humor ni haya creado conflictos innecesarios.
Beber alcohol con moderación, pues de lo contrario, podríamos decir cosas que de otro modo no manifestaríamos creando malestar entre la familia.
¿Que les ha parecido? ¿Añadirían algún consejo mas?