El jabón es un producto personal que nos acompaña durante todos los días de nuestra vida. Su función principal es mantener limpia nuestra piel protegiéndola de agentes externos, pero además, dependiendo de su ingredientes, puede ser muy útil para mejorar el aspecto de la piel e incluso puede ser de gran ayuda para tratar o evitar algunas enfermedades cutáneas.
Aunque generalmente la mayoría de la población utiliza jabón común, en algunos casos es imprescindible utilizar uno específico por el tipo o el estado de la piel.
Tipos de jabones
Antes de decidir comprar un jabón no común es recomendable consultar con un médico o dermátologo para que, después de observar y diagnosticar al paciente, aconseje el más adecuado. No obstante, a continuación se muestra un listado con algunos de los jabones más utilizados actualmente entre la población en función del tipo de piel:
Jabón común: se conoce con este nombre al que está elaborado por lo general con sebo grasoso y sodio o potasio y suele estar recomendado para todo tipo de pieles, por eso es el que se encuentra en más hogares.
Jabón neutro: la mayoría de expertos coinciden en que el jabón más adecuado para la piel es aquel que tenga un ph similar al de la piel por ello para muchos este tipo de jabón es la mejor opción. Durante su elaboración no se le ha añadido ni aroma ni color artificial, es hipoalergénico y su ph es de entre cinco y siete. Se caracteriza por estar recomendado para los baños de los bebés y para el lavado de las zonas íntimas o todas aquellas que requieren un cuidado especial.
Jabón humectante: es aquel que generalmente está elaborado con aceites vegetales o grasas enriquecidas con aceite de oliva o de avellana entre otros igual de saludables. Como su propio nombre indica está creado especialmente para pieles que requieren mayor humedad por estar demasiado secas.
Jabón de glicerina: al contrario que el anterior, este tipo de jabón, por su composición, tiende a resecar la piel. Por ello, aunque parezca que no es saludable, está indicado para aquellas pieles más grasas.
Jabón dermatológico: utilizado especialmente para tratar problemas de piel irritada, de acné o de puntos negros, este tipo de jabón está elaborado con componentes que ayudan a cerrar los poros de la piel.
Jabón terapéutico: es aquel que los dermatólogos recomiendan para tratar enfermedades cutáneas como la Psoriasis, las micosis cutáneas, etc.
Jabón antibacterial: como su propio nombre indica, esta recomendado especialmente para prevenir o combatir la aparición de bacterias e infecciones en la piel. Sin embargo, no conviene usarlo como jabón habitual ya que podría tener un efecto nocivo en la piel al alterar la barrera protectora de la zona donde se aplicase.
Jabón suave: se caracteriza por estar elaborado pensando en las pieles más sensibles y con compuestos de aguas termales.
Jabón aromático: elaborado con esencias frutales o florales, este tipo de jabón si bien no está especialmente recomendado para el cuidado de la piel, sí que es muy utilizado para tratamientos relajantes y en terapias naturales como la aromaterapia.
Jabón de avena: gracias a sus componentes, este jabón se caracteriza por tener propiedades emolientes, suavizantes y cicatrizantes. Por ello, su uso está recomendado para pieles secas o muy sensibles.
Cómo elaborar jabón casero
Los amantes del jabón natural pueden elaborar su propio jabón en casa si lo desean. En el siguiente vídeo encontrarán el paso a paso:
Imágenes (por orden de aparición): CityTree עץבעיר/Flickr, peapod labs/Flickr, szapucki/Flickr y CityTree עץבעיר/Flickr.