Cuando indago en cada caso particular para intentar ayudar, a parte de situaciones concretas como muerte de un progenitor, enfermedad, problemas económicos… lo que más abunda es una situación familiar típica: padres y madres que no escuchan, dedicados exclusivamente a su trabajo o al mundo ficticio que se han creado.
Desde mi experiencia como madre os puedo asegurar que lo mejor que he podido hacer por mis hijos es intentar escucharlos, desde que nacieron. He intentado estar con ellos el mayor tiempo posible y he observado que les ha marcado muy favorablemente. Pero no quiero decir que siempre he estado jugando con ellos o haciendo juntos los deberes sino que han sabido que yo estaba allí, en la misma habitación o en otra, haciendo la comida, leyendo, trabajando… y que si querían decirme algo o simplemente llamarme, dejaba lo que estaba haciendo y los escuchaba. Para nuestros hijos es muy importante que los mires a los ojos y entiendas lo que te están diciendo sea lo que sea, dudas, problemas, sentimientos, consejos,… Si no dedicas tiempo suficiente a hacerlo, a la larga no confiarán en ti. Para mi esto es acompañar a los hijos en el desarrollo de su vida, de su educación y de su formación.
No significa que no puedas trabajar, tener tu propio espacio, dedicar algún tiempo para ti o estudiar, son lo suficientemente inteligentes como para saber que todo lo haces por la familia, para que estemos bien, lo que necesitan es sentirse queridos, importantes, que confías en ellos, que tienen tu apoyo incondicional y tu respeto.
No soy psicóloga pero quería compartir mi experiencia con vosotr@s porque de momento no me ha ido mal, mis hijos ya tienen 20 y 27 años, y aunque son completamente independientes sigo formando parte de sus vidas, que por cierto son muy equilibradas.