Décadas atrás, acudir a las piscinas, era considerado un ejercicio esporádico, condicionado por el clima, es decir, la estación y época del año. En la actualidad, tanto la globalización (¡países sin agua llenan piscinas!) como la tecnología (climatización: sin duda el punto más sobresaliente dado por la mano del hombre) han cambiado, completamente, toda esa rutina.
Los trajes de baño son diferentes, las competencias natatorias también e, inclusive, el hombre ya no depende de caprichos solares para poder disfrutar de un buen chapuzón. Llueva, nieve o truene, éste puede tomar un snorkel, un flotador y disfrazarse de pato o delfín.
Piscinas y nuestras precauciones
Por todo ello, en estos tiempos más que nunca, es necesario tener siempre a mano una guía con cuidados y recomendaciones para cuando visitamos una piscina por razones deportivas o solo por pura recreación.
Ante todo, debemos controlar que la piscina cuente con las principales medidas sanitarias. Cuando se trata de un lugar público, esto se vuelve más importante aún: el agua, sí o sí, para nuestro bien, debe estar tratada con productos tales como estabilizante del cloro, anticalcáreo, clarificante y más.
Por supuesto, nadie se tira a una piscina con tubos de ensayo en la mano, por eso es vital efectuar las averiguaciones antes de acudir al sitio; ya que la mayoría de las piscinas están obligadas a difundir información sobre cuidados y controles, así como también de publicar los controles sanitarios.
Accidentes más comunes en las piscinas
Con respecto al factor humano -mejor dicho, el factor “torpeza”- los accidentes más comunes en la pileta son los siguientes: calambres, golpes, problemas digestivos e irritaciones.
Con los calambres, solo debemos estirar bien los músculos antes de ingresar (algún calentamiento también vendría bien) y, luego, controlar nuestros movimientos (cada quien sabe cuánto puede dar y no vale la pena arriesgar o arrojarse a niveles profundos sin tener conciencia de nuestro nivel físico y capacidad aeróbica).
Sobre los golpes, por supuesto, no podemos hacer mucho aun así con solo evitar correr o los juegos de manos (¡esto va para los más pequeños!) en las fronteras de la piscina o en lugares resbaladizos en general, ya estaremos bien protegidos.
Problemas digestivos en las piscinas
Cuando hablamos de problemas digestivos el asunto es diferente: una hora y media, es el tiempo estimado que debe transcurrir entre una comida y un chapuzón. Lanzarse a la piscina luego de haber consumido alimentos pesados es muy malo para la salud. Peor aún, si se trata de agua fría.
Otro dato. Personas sensibles deberían mantener sus ojos protegidos con antiparras y tapones para los oídos.
Algunas medidas sobre la higiene
Para finalizar, repasemos algunas medidas emparentadas con la higiene: nada de hongos, nada de caries, nada de infecciones; esos son los tres requisitos para ingresar en una pileta. Por otra parte, al salir de ella y visitar las duchas, debemos usar ojotas para evitar pillarnos, justamente, hongos.
Gran ironía si tenemos en cuenta que, como dijimos, nadie debería entrar a la piscina con hongos, pero, en fin, no vivimos en un mundo perfecto.