¿Por qué nos empeñamos en ser infelices?
Realmente lo que buscamos es ser felices, parece correcto, pero ¿no te da la impresión de que a veces nosotros mismos nos saboteamos?
En la vida hay dificultades, momentos difíciles, también buenos momentos, agradables, llenos de magia y disfrute. Pero si te das cuenta, muchas veces somos nosotros mismos los que creamos las condiciones para no sentirnos bien, agusto con lo que sucede, lo ponemos pegas, o simplemente lo queremos cambiar.
A veces puede que no valoremos lo que tenemos, sencillamente, y sucede que cuando estamos a punto de perderlo, es entonces cuando reaccionamos y le damos el valor que tiene para nosotros.
En otros casos es el miedo a la perdida de aquello que tenemos, amamos o disfrutamos. Es un mecanismo de supervivencia que hace que en el momento en que tienes todo lo deseable, te da la impresión que el miedo a que desaparezca o lo pierdas no te deja disfrutar de ello al máximo y te pongas en guardia para protegerlo.
Un amigo que recientemente fue padre me lo contaba el otro día; “amigo, desde que mi hija nació ya estoy en continua alerta, pensando en que no la pase nada, en que no se enferme, en que tenga un buen futuro…”
¿Y no crees que esto sucede por que no estás viviendo el presente? Nada es seguro en esta vida, eso es una certeza que hay que asumir, y la otra que nada es permanente y a veces las cosas cambian cuando menos lo esperamos.
Es la incertidumbre entonces lo que crea angustia, ¿no crees?
Pretendes tener una seguridad completa de que aquello que planeas salga así, de que aquello que no quieres perder no lo pierdas, y solo el hecho de pensar en que pueda suceder te pone tenso. Pero, todas esas pretensiones van en contra de unas leyes que están por encima de nosotros, que no hemos creado ni podemos controlar.
Bueno, algunos creen que si. En otra ocasión una persona me decía que el conseguía que las cosas sucedieran como el quería. Bueno, yo no digo que no tengamos que intentar marcarnos objetivos, por ejemplo, herramientas como el coaching se basan en eso, marcarse objetivos, planificar como llegar a ellos y lograrlos, para luego fijarse en un nuevo objetivo, normalmente superior al anterior.
Pero desde el Mindfulness Transpersonal vamos a otro nivel de conciencia. Sin dejar de pensar en la mejora continua (concepto Kayzen) a veces no todo sale de la forma en que se planifica. De hecho, una señal de capacidad de adaptación y supervivencia es la de poder afrontar los cambios. Esos cambios que como tales son imprevistos y requieren de una rápida reacción y un “golpe de timón” para reorientar el rumbo de nuestro barco.
En el otro extremo están esas personas que piensan que si se lo proponen logran sus objetivos, y como digo esta bien, pero con los pies en la tierra y conociendo nuestras limitaciones, pretender ser “Director General del Universo” te puede acarrear muchos disgustos si las cosas no salen como las planeabas; ese tipo de personas luego dicen que no es justo si les sale mal, que lo hicieron todo bien y que la culpa de lo que pasa es de otros.
Un antiguo dicho reza: El hombre propone y Dios dispone. Mas allá de creencias en un Dios, un Universo o fuerza superior, esta claro que hay sucesos y eventos que se escapan a la mano del ser humano y está bien que sea así, o ¿te imaginas un mundo en el que cada cosa que se nos pasara por la cabeza la pudiéramos hacer realidad? Pienso que seria un caos total.
Aquí es donde entra la Atención Plena o Minfulness, en esos momentos en los que la vida nos ha cambiado el guión escrito, o nos ha golpeado sacándonos del camino, se hace necesario estar despierto, estar atento al momento presente, sin juzgarlo, tan solo siendo conscientes de lo que tenemos en ese momento y lo que podemos hacer con ello.
Si por el contrario, operas desde la inconsciencia, de no asumir tu presente, tu mente empezará a buscar en la queja, o en la evasión la forma de no asumir esa nueva situación.
Por eso se dice que un momento de crisis hay que verlo como una oportunidad. Este concepto tal vez se ha entendido mal, pensando que se trata de aprovecharse de algo o alguien y no es eso. Se trata de aceptar lo sucedido y de una forma coherente con la inteligencia emocional y ejecutiva, contando con ese cuarto cerebro, el corazón y la coherencia cardíaca, adaptarse a la nueva situación buscando una salida, una solución al problema, si la tiene, y si no aceptando este presente que es el único en el que puedes vivir.
Por eso creo que a veces nos empeñamos en ser infelices. Puede que una sociedad como la actual también tenga parte de la responsabilidad. Una sociedad que se basa en un consumo exacerbado, un consumo basado en suplir una supuesta carencia, que nos promete que comprando esto o aquello nos sentiremos mejor, mas completos, y si no lo tienes te faltará algo, te quedarás fuera de esa clase de “elegidos” o personas afortunadas por tener el último modelo de teléfono, de tablet, de coche o lo que sea.
Evidentemente si basamos la felicidad en la cantidad de cosas que podemos tener, por el simple hecho de conseguirlas la frustración está asegurada, en un mundo donde la capacidad de gasto es ilimitada, el poder adquirir todo lo que te ofrezcan no te va a hacer mas feliz, tan solo crear esa ilusión en el momento previo de conseguir eso, luego una vez lo tienes ya no es atractivo, entonces el gozo está en el momento del “deseo”.
Aquí creo que reside uno de los modelos de sociedad que nos ha llevado al momento en que estamos, una sociedad endeudada por encima de su capacidad de compra por el mero hecho de poseer y no ser menos. De nuevo, una trampa de nuestro pequeño ego comparativo que se empeña en hacer comparaciones entre tu y los demás y creando insatisfacción si en la comparación sales perdiendo.
Con la práctica de la atención plena o Mindufulness vas a desarrollar la capacidad de vivir el presente, aceptándolo sin juicios, de esta forma tu experiencia se convierte en un continuo suceder de instantes que, vividos de forma consciente no son solapados por el deseo de que lleguen otros que no existen, y que por mucho que planifiques e imagines, aunque sucedan realmente como esperas, no son reales, y si sólo pones tu mente en esos momentos te pierdes la vivencia del que ahora sucede, el único que en realidad existe.
Entrégate pues de lleno al momento presente, te puedo contar por experiencia propia que como a todos, a veces, me asaltan pensamientos que ponen la incertidumbre en cosas que quiero que sucedan en un futuro, y no hay nada mas liberador, que en ese momento, respirar varias veces de forma muy consciente, soltando las tensiones que pueda encontrar, sobretodo en la zona abdominal y una vez así, tomar conciencia de donde estoy y de lo que sucede en ese instante.O realizar una píldora Mindfull como esta. De repente es como si una puerta mágica se abriera a la conciencia universal y siento esa gran liberación de entregarme al AHORA.
Recuerda hacerlo cada vez que un pensamiento así te asalte, identificalo, respira conscientemente y suelta toda espectativa sobre ese futuro que imaginas, y recuerda, son solo pensamientos.
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Gracias.
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