Los helados o las comidas o bebidas muy frías, si se consumen muy rápidamente pueden dar dolores de cabeza severos pero que, afortunadamente, duran pocos segundos.
Este fenómeno se conoce con el nombre científico de ganglioneuralgia o neuralgia del esfenopalatino. ¿Qué es lo que ocurre? Al comer un alimento o bebida muy fríos y muy rápido se produce una constricción de los vasos sanguíneos de la boca muy rápida. Para restaurar la temperatura normal de la cavidad oral, los mismos vasos se dilatan de nuevo dando lugar una reacción de compensación. Es decir, sería como un sistema de defensa de nuestro cuerpo frente un “ataque” frío.
Los nociceptores (receptores del dolor) presentes en el paladar detectan esta vasodilatación y envían una señal al nervio trigémino, un nervio que se encarga de transmitir los estímulos percibidos en la cara. En este momento, el cerebro interpreta una sensación dolorosa que procede de la parte frontal, incluso si se trata del paladar, y por eso es que sentimos un dolor similar al dolor de cabeza.
Otra teoría es que el dolor de cabeza viene provocado por la rápida expansión y más tarde por la constricción de la arteria cerebral anterior, un vaso sanguíneo que riega parte del cerebro. Según los científicos este proceso es un mecanismo de defensa del cerebro, es muy sensible al frío y reacciona protegiendo al cuerpo de caídas repentinas de temperatura aumentando el flujo de sangre caliente. Pero nuestro cráneo es un “espacio cerrado” y un aumento tan rápido en el volumen de sangre provoca dolores de cabeza y ese dolor intenso que notamos.
En el vídeo la Dra. Fernanda L. Hernandez nos habla de este fenómeno:
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