¿O no? En cuántas ocasiones hemos oído, leído o nos han prescrito calcio para evitar o tratar la osteoporosis o la osteopenia. Al ser humano actual le gusta simplificar y quizás lo hace en exceso. Este exceso puede que incluso sea un error hacerlo, y en este caso lo es de forma contundente.
¿Qué sabemos de la fisiología del hueso? ¿Por qué hay una desmineralización del hueso? Y lo más preocupante, ¿por qué cada vez hay más diagnósticos de osteopenia/osteoporosis? Veamos, de forma muy resumida y muy divulgativa, algunos de los factores que influyen en el metabolismo del hueso.
Si todo va bien, el equilibrio entre la formación de hueso y su destrucción estará en un estado óptimo para la salud.
Citaré solo 5 de estos factores, evidentemente hay más...
Para empezar debemos entender que el hueso como cualquier tejido tiene un “turn ver”, es decir, un mecanismo, en principio en equilibrio, de formación y de destrucción de hueso para que tenga una buena calidad. Esto está mediado por células llamadas osteoclastos, que rompen hueso y osteoblastos ,que forman hueso. Como quizás podréis empezar a intuir, la funcionalidad de estas células estará determinada por el ambiente metabólico que tengan, por su contexto. Si todo va bien, el equilibrio entre la formación de hueso y su destrucción estará en un estado óptimo para la salud. Si algo en este entorno metabólico no va bien, el equilibrio entre la formación y la destrucción se romperá y los destructores pasarán a comandar la destrucción de hueso. Veamos algunos caminos para llegar al desequilibrio entre los osteoclastos y los osteoblastos.
Sed: en un post que escribí hace un tiempo, hablé de algunos mecanismos de cómo el déficit de agua y minerales podía conllevar a un aumento prolongado en el tiempo de una hormona llamada Angiotensina 2 provocando la activación descontrolada de enzimas destructoras de tejido como las hialuronidasas y como consecuencia degenerar el tejido óseo. Además un déficit de minerales puede promover una ambiente de acidez metabólica aumentando factores de transcripción como RANKL (Receptor Activator Nuclear Factor Kapa B). Y ¿qué hace este nombre tan raro? Pues directamente activa los osteoclastos e inhibe los osteoblastos: destrucción de hueso.
Resistencia a la insulina: situación en un inicio fisiológica para distribuir bien la energía a los diferentes órganos. Cuando es prolongada en el tiempo por ejemplo y más común, por el consumo excesivo de alimentos o más bien dicho, productos cargados de azúcar, va a inducir a lo que conocemos como lipogénesis: formación de tejido adiposo (grasa) alrededor de los órganos viscerales. Esta grasa que actúa como un órgano endocrino producirá a su vez citoquinas proinflamatorias como TNF alfa (Tumor Necrosis Factor Alfa) que va a inducir una activación excesiva de los osteoclastos destruyendo hueso.
Disbiosis bacteriana: un desequilibrio en nuestras bacterias, sobre todo, intestinales va a promover un desequilibrio en nuestro sistema inmunitario que va a aumentar la producción de otras citoquinas también proinflamatorias con la misma suerte que en el apartado anterior: destrucción de hueso.
Falta de ejercicio físico: sabemos ya que los osteoclastos y osteoblastos están influenciados por el sistema nervioso y que dependiendo de el estímulo mecánico que recibe el hueso activará más los osteoblastos o los osteoclastos. Una falta de estímulo mecánico, por ejemplo el sedentarismo, influirá en la activación excesiva de osteoclastos (destrucción de hueso), así como un excesivo estímulo mecánico prolongado en el tiempo también. La clave será de nuevo un equilibrio entre la intensidad, la carga, el tiempo y la variabilidad del estímulo mecánico. Ejemplo: andar 30 minutos al día al mismo ritmo sin ninguna variabilidad en intensidad, carga, tiempo, etc no será la mejor manera para tener una buena salud ósea; así como saltar en la misma superficie durante 1 hora tampoco.
Medicación: sabemos que todos los fármacos tienen efectos secundarios y la mayoría de ellos afectarán negativamente a la microbiota intestinal (las bacterias que he citado antes). Podríamos hacer un libro de cómo todos los fármacos por diferentes vías alteran la salud del hueso. En este post quiero citar dos de ellos. El omeprazol, un inhibidor de la bomba de protones, es un gran destructor de hueso ya que altera el PH del tracto digestivo en primer lugar y en segundo el PH de todo el cuerpo. Como consecuencia de esto vemos cada vez más literatura científica que relaciona la toma de este medicamento con la fragilidad ósea.
La alteración del hueso no se arregla con un suplemento de Calcio, ni con un medicamento, ni simplemente con tomar vitamina D
Y quiero citar por último el medicamento más usado para tratar la osteoporosis: los bisfosfonatos. Este medicamento literalmente inhibe los osteoclastos, es decir, impide que se destruya hueso. Y ¿qué dice la ciencia de esto? Pues que la toma prolongada de bisfosfonatos acaba produciendo una fragilidad ósea y se relaciona con fracturas sobre todo de cadera. ¿Por qué? Os acordáis que he dicho antes: la clave para la buena salud ósea es el equilibrio entre osteoclastos y osteoblastos, el turn over. Si solo formo hueso y no destruyo, no regenero el hueso y este acaba por no tener calidad. La osteoporosis seguro que no es una carencia de este medicamento (y evidentemente ni de ningún otro).
Así que ya sabéis, esta alteración del hueso no se arregla con un suplemento de Calcio, ni con un medicamento, ni simplemente con tomar vitamina D (esta me la guardo para otro post). Sino que ¡para saber como tengo la salud de mis huesos más vale que entienda el contexto de mis huesos!
Xavi Cañellas
Co-Director de Regenera
Máster en Psiconeuroinmunología Clínica
Máster en Biología Molecular y Biomedicina
Xavi Cañellas