Según datos de la AECC, este tipo de cáncer está aumentando en incidencia en los países occidentales situándose en que 1 de cada 20 hombres y 1 de cada 30 mujeres lo padecerá antes de los 74 años; datos que se corroboran con un estudio dirigido por científicos de la sociedad americana del cáncer, publicados en el Journal of the National Cancer Institute, en el que se detectó que desde 1980, las tasas de incidencia de cáncer de colon aumentaron un 1-2% por año en adultos de entre 20-39 años y un 0.5-1% por año en adultos de 40 a 54 años. Más dramático aún ha sido el aumento de incidencia del cáncer rectal, que se ha elevado alrededor del 3% por año en adultos jóvenes de 20-29 años.
¿Casualidad? En mi opinión puede no serlo, debido al cambio de estilo de vida y hábitos saludables que hemos sufrido desde los años 70-80. Hasta ahora, los modelos de predicción de este tipo de cáncer se basaban sobre todo en factores genéticos, ya que, sabemos que el cáncer y muchas otras enfermedades tienen un gran componente genético; sin embargo, recientes investigaciones llevadas a cabo por un equipo de científicos liderados por Víctor Moreno, del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge y vinculado al Instituto Catalán de Oncología, la Universidad de Barcelona y el CIBER de Epidemiología y Salud Pública, sugieren un nuevo modelo de predicción del riesgo de cáncer colorrectal.
El estudio científico, publicado en la revista “Scientific Reports” propone afinar el método de cribado para una detección precoz, combinando tanto la información genética como el estilo de vida de la población y así poder subdividir en grupos según el riesgo de padecer esta enfermedad.
Para desarrollar este modelo, los investigadores realizaron un estudio multicéntrico de más de 10.100 participantes de entre 20 y 85 años de 12 provincias españolas, a los que se les encuestó para analizar factores de riesgo tales como antecedentes familiares de cáncer, ingesta de alcohol, IMC, realización de ejercicio físico, tipo de dieta (analizando sobre todo la ingesta de carne y vegetales), uso de AINE’s, entre otros. Además, hubo un subgrupo de más de 1.300 casos de cáncer colorrectal y 2.700 controles, y se les realizaron analíticas sanguíneas para detectar la predisposición genética de desarrollar este tipo de cáncer.
Una vez analizada toda la información recogida, concluyeron que el estilo de vida determina más el riesgo de padecer cáncer que la propia genética. Esto es interesante ya que a diferencia de los genes, es un factor que podemos cambiar y modificar (más o menos) fácilmente.
Por ejemplo, una persona que tiene sobrepeso, bajar de peso y llegar a un peso saludable puede compensar el tener 4 puntos de alelos de riesgo (predisposición genética).
“Hoy en día, el cribado en cáncer de colon en pacientes que no tienen antecedentes familiares se basa únicamente en la edad. Si incluyéramos información referente a los estilos de vida y la genética, podríamos clasificar la población en grupos de mayor o menor riesgo, lo que nos permitiría hacer un seguimiento más personalizado”, según Moreno.
Este modelo sólo es aplicable a la población general asintomática, personas sintomáticas o con varios parientes cercanos que padecen este tipo de cáncer deberían realizarse pruebas de imagen (colonoscopia) independientemente del riesgo que pueda indicar este modelo.
Con esto me despido hasta la próxima semana, deseándoos un buen fin de semana.
Realizado por Cristina Vallespín Escalada
Fuentes
Ibáñez-Sanz, G. et al. Risk Model for Colorectal Cancer in Spanish Population Using Environmental and Genetic Factors: Results from the MCC-Spain study. Sci. Rep. 7, 43263; doi: 10.1038/srep43263 (2017).