Una de las cosas más complicadas que entraña esta vida es la de responsabilizarte de tus circunstancias. Requiere aceptar los errores cometidos de una manera firme, pero con la indulgencia de un amigo que, rodeándote con su brazo, te anima a superarte a ti mismo.
La vida es complicada, a veces salvaje, pero somos el director de la orquesta. Y, como directores, cuando la melodía desafina generalmente es nuestra responsabilidad.
Es sencillo atribuir a los demás la causa de nuestras desdichas. La ira que sentimos se desplaza al que declaramos culpable de tal desaguisado. Da miedo mirarse al espejo y descubrir que ese torpe, inepto, despiadado, confiado, inseguro… eres tú.
Pero asumir la responsabilidad no sólo tiene una cara amarga. Cuando la aceptas, eres consciente de la libertad que te ha sido otorgada. Te das cuenta de que tú y SOLO TÚ decides cual será el sendero por el que transitará tu vida.
Os dejo este poema en prosa, al que algunos atribuyen al maestro Pablo Neruda y otros consideran como una joya apócrifa del autor chileno.
Nunca te quejes de nadie, ni de nada,
porque fundamentalmente tú has hecho
lo que querías en tu vida.
Acepta la dificultad de edificarte a ti
mismo y el valor de empezar corrigiéndote.
El triunfo del verdadero hombre surge de
las cenizas de su error.
Nunca te quejes de tu soledad o de tu
suerte, enfréntala con valor y acéptala.
De una manera u otra es el resultado de
tus actos y prueba que tú siempre
has de ganar.
No te amargues de tu propio fracaso ni
se lo cargues a otro, acéptate ahora o
seguirás justificándote como un niño.
Recuerda que cualquier momento es
bueno para comenzar y que ninguno
es tan terrible para claudicar.
No olvides que la causa de tu presente
es tu pasado así como la causa de tu
futuro será tu presente.
Aprende de los audaces, de los fuertes,
de quien no acepta situaciones, de quien
vivirá a pesar de todo, piensa menos en
tus problemas y más en tu trabajo y tus
problemas sin eliminarlos morirán.
Aprende a nacer desde el dolor y a ser
más grande que el más grande de los
obstáculos, mírate en el espejo de ti mismo
y serás libre y fuerte y dejarás de ser un
títere de las circunstancias porque tu
mismo eres tu destino.
Levántate y mira el sol por las mañanas
y respira la luz del amanecer.
Tú eres parte de la fuerza de tu vida,
ahora despiértate, lucha, camina, decídete
y triunfarás en la vida; nunca pienses en
la suerte, porque la suerte es:
el pretexto de los fracasados.
Feliz y poético martes,
Olivia ;)
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